“Chill aquí”, de Extraperlo

Autor:

DISCOS

“Una colección de canciones que conserva muy vivo un impulso, el de construir pop con cierta inteligencia y grandes dosis de evasión”

 

extraperlo-chill-aqui-13-05-16

Extraperlo
“Chill aquí”
CANADÁ

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Hace treinta años se hubiera dicho que este disco tiene nivel internacional, tanto por su producción –perfecta dentro de las posibilidades del grupo– como por las referencias marcadas en el pop electrónico foráneo, un mundo que no se rige tanto por melodías sino por ritmos y ambientación, en este caso sobre todo marcadas por los 80. Ayuda también que haya sido masterizado por Joe Lambert en Nueva York. Tomemos como modelo ’Algo distinto’, comienza con un compás sintetizado a lo Human League, entran unas guitarras de funky blanco a lo Spandau Ballet, cascadas de teclados, baile sofisticado y elegancia en la mesura y todo junto muy cercano a Chic –especialmente en ‘La celosa’–, llegando a M83 si nos fijamos en la actualidad y con un deje a Golpes Bajos. Porque lo cierto es que todas estas correlaciones se ven acompañadas por una estética también muy hispana, o por lo menos afín al tratamiento que adoptó el fenómeno del synthpop en la península, no sólo desde el grupo de Germán Coppini sino también desde los primeros Danza Invisible o desde los olvidados 21 Japonesas.

Estos parámetros dan para enfocar ciertas pautas latinas –‘No me toques por la espalda es un buen ejemplo– que llegan al falsete en ‘Ritmo privado’ o a la sofisticación y la esencia oriental en ‘Ciudad oasis’, toques nipones que también se adivinan en el fondo de ‘Klavier’ o jamaicanos en el groove y los wah wah de la más bailable: ‘Mecánica moderna’. En el fondo son alusiones rítmicas que marcan toda la línea musical que hemos señalado como antecedente del cuarteto de Barcelona.

En esencia, Extraperlo utilizan todos los recursos propios del pop electrónico, desde las letanías que se mecen sobre fondos evanescentes, hasta machaconas invitaciones a la pista de baile con unas letras que van de la escueta reiteración hasta la desmesura nocturna y el exotismo costumbrista, medio paródicas, medio impulsadas por una decadencia de regusto adolescente. No viene a ser tan diferente del espíritu que campaba en sus dos primeros discos en una propuesta ya consolidada, aunque aquí el tono se ha relajado y el aire es mucho más comedido. En definitiva, una colección de canciones que conserva muy vivo un impulso, el de construir pop con cierta inteligencia y grandes dosis de evasión.

 

 

Anterior crítica de discos: A moon shaped pool”, de Radiohead.

Artículos relacionados