“Changes”, de Charles Bradley

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DISCOS

“El soul de Bradley tiene el poso de la tradición y las grandes estrellas de la música del alma de los sesenta y los setenta”

 

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Charles Bradley
“Changes”
DAPTONE-DURHAM

 

 

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.

 

 

Aunque originario de Florida, el soulman de Brooklyn fue uno de los grandes beneficiados del revival soul producido con la entrada del nuevo siglo. Además de los nuevos artistas que optaban por dedicar su carrera al estilo, músicos más veteranos como el propio Bradley, Lee Fields o Sharon Jones recibían la atención mediática que merecía su enorme calidad cuando bordeaban, en algunos casos, los 60 años. El “más vale tarde que nunca” es perfectamente aplicable en estos casos, y sus discos empezaron a ser esperados como maná celestial por parte de los amantes de los sonidos más negros.

El tercer disco de Charles Bradley para Daptone tras los celebrados “No time for dreaming” (2011) y “Victim of love” (2013) adopta el título de la sorprendente versión que el músico publicó dentro del Record Store Day de un tema originario de Black Sabbath incluido en su álbum de 1972 “Black Sabbath Vol. 4” y que el soulman hace totalmente suya. A ella se unen diez temas más de auténtico soul cinco estrellas. Bajo la producción de Thomas Brenneck y con músicos procedentes de The Dap-Kings, The Gospel Queens o su habitual grupo de acompañamiento, The Extraordinaires, Bradley graba un nuevo clásico. ¿O debería decir un clásico antiguo? Porque a pesar de sonar totalmente actual, el soul de Bradley tiene el poso de la tradición y las grandes estrellas de la música del alma de los sesenta y los setenta. A veces cuesta creer, incluso, que este disco ha sido grabado en el nuevo milenio.

Olvídense de las comparaciones con James Brown, creo que más justificadas por su parecido físico que por otra cosa. Charles Bradley tiene personalidad propia y lo demuestra en tonadas como ‘Nobody but you’, ‘Slow love’ o ‘Change for the world’. Un disco que sabe por igual pausarse como acelerarse cuando es necesario y donde todo parece estar en su sitio. Como en las grandes discos. Saquen sus propias conclusiones.

 

 

Anterior crítica de discos: “No más canciones tristes”, de Daniel Cros.

 

 

 

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