Carlos Ann y Mariona Aupí: Turistas en el alma de Gelman

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«Una de las cosas que más defiendo y me gustan de mi carrera es que he hecho discos muy diferentes entre ellos, a veces incluso hasta opuestos»

 

Que dos artistas inquietos como Carlos Ann y Mariona Aupí decidieran musicar textos del fallecido poeta argentino Juan Gelman nos lleva a entrevistar al primero de ellos.

 

 

Texto: JUANJO ORDÁS.
Foto: PEINGA RAYO.

 

 

Me salté la ronda promocional de Carlos Ann y Mariona Aupí en Madrid. Directamente. Claro, sabía que iba a cruzarme con Carlos en cualquier otro momento, por lo que más que de pura desidia deberíamos hablar de estrategia involuntaria. Me apetecía contactarle fuera de la vorágine de medios, en otro momento fuera de compromisos y con más tranquilidad. Carlos tiene preparado para el año que viene un disco, por lo que la edición de “Gelman” (Karonte, 2014) se me antojaba necesaria pero a la vez complicada. Sin embargo, es un trabajo demasiado hermoso como para arrinconarlo y, obviamente, se trataba de un compromiso con el difunto poeta y con el arte. Al final, “Gelman” es un disco que está por encima del mercado, marketing y cualquier otra cosa.

¿Qué recepción esperabais con este disco?
La verdad es que no nos creamos muchas expectativas. Es imprevisible saber qué puede llegar a suceder con un disco de estas características, puede o no puede caer en gracia, depende de las ganas, del momento y del tiempo que tenga la persona que lo reciba.

¿Es complicado hoy día vender a los medios y al público un disco de gran contenido intelectual como es este?
Es un doble disco bastante ecléctico y además con versos de poesía, eso requiere atención y ganas de entrar en un mundo que prácticamente no tiene referencias, estos dos puntos por sí mismos ya son un pequeño impedimento en la sociedad que actualmente estamos viviendo, en que todo debe ser rápido y fácil. Como todos sabemos, en el presente hay muy pocos medios, o han desaparecido o están medio paralizados, pero en general los que han mostrado interés por el disco creo que se han esforzado por apoyar el proyecto.

Uno no puede entrar a juzgar los gustos de los demás, pero es obvio que el público masivo prefiere canciones de mensaje sencillo que no demanden esfuerzo.
Parafraseando a Adrià Puntí, estamos en la época del “mínimo esfuerzo y máximo rendimiento”. Ahora la gran mayoría de personas están tan cansadas que prefieren el Nescafé instantáneo que ir a tomar un buen café en un lugar escondido.

¿Cómo piensas que hemos llegado a este punto?
Por un lado creo que a las altas esferas que dirigen el mundo les interesa desculturizar a toda la población, y de hecho lo están consiguiendo, el trabajo es lento, empezó invisiblemente pero ahora es muy visible, y por otro lado es obvio que estamos viviendo a toda prisa, en la actualidad a pocas personas les gusta escuchar un disco entero, se cansan, la gran mayoría de las propuestas son fungibles y mueren depredadas por otras nuevas.

Supongo que te habrán preguntado varias veces cómo conociste a Gelman, por lo que prefiero preguntarte qué significa su obra para ti.
La obra de Gelman es compromiso, magia, verdad y amor, elementos imprescindibles para la vida artística.

Vale, ahora sí: ¿Cómo conociste a Gelman? [Risas].
Fue por Peinga Rayo y Sebastián Puiggrós, hicieron lo posible para que quedáramos a comer con Juan Gelman en México. Fue increíble, hablamos de poesía, de cosas cotidianas, de vino y juventud. Hubo mucho feeling entre todos y pasamos un gran día. Al cabo de un año repetimos la comida y le trajimos la maqueta de lo que sería el disco, nosotros estábamos muy nerviosos, afortunadamente le encantó y se puso a bailar con un maniquí, fue muy emocionante e intenso.

Este proyecto lo ponéis en marcha entre Mariona Aupí y tú, ¿se trataba de que la obra de Gelman fuera retratada desde ambos sexos?
Ahora que el disco está acabado sí que se ven los dos lados, pero es totalmente poliédrico y si hurgas la nariz dentro de él puedes descubrir muchísimos más lados.

Explícame a qué suena “Gelman”.
Para la gente que no lo conozca puede sonar a mayonesa o a Hombre Infierno, para nosotros suena a libertad artística, a vitalidad y abrazo.

¿Pero musicalmente a qué suena? El disco suena vanguardista, muy bien producido.
Creamos el disco sin referencias musicales muy concretas, con máxima libertad, lo importante era hacer un disco ecléctico y abierto, al servicio del poema, no nos cerramos a nada. Estamos muy contentos al ver que ha quedado un disco homogéneo y que además se puede apreciar el espíritu artístico de cada uno.

¿Por qué está dividido en dos cedés? Casi que habría cabido en uno, ¿no? ¿Qué contiene cada uno de ellos?
La escucha es mejor si lo separas en dos, hicimos mil pruebas y esta es la que más se acercaba a nuestro estado de creación.

¿Por qué tardó tanto en fraguarse?
Repetimos las mezclas mil veces, y lo masterizamos como treinta veces. Hasta que encontramos lo que queríamos, hubo el primer disco en solitario de Mariona y yo edité varios, es un disco que se ha cocido a fuego lento y sin prisa.

¿De qué forma dirías que encaja este disco en tu carrera?
Una de las cosas que más defiendo y me gustan de mi carrera es que he hecho discos muy diferentes entre ellos, a veces incluso hasta opuestos. Creo que puedo decir que soy un rompecabezas musical que poco a poco, y sobre todo al final de mi carrera, se entenderá un poquito mejor.

El año que viene editas “Holograma”, un álbum con el que vas a regresar al formato de “Entre lujos y otras miserias” y “Descarado”. ¿Es “Gelman” el final de algo?
“Holograma” puede remitir a mi primera etapa a nivel sónico, es fresco y tengo muchas ganas de cantarlo, eso no me ha sucedido en todos mis discos. Empecé con la electrónica mezclada con el rock, y de una manera o de otra siempre he estado allí. Estoy de acuerdo contigo, “Gelman” es el final de una etapa, ha sido muy bonita y mágica, pero como soy un ave migratoria otros nuevos mundos me esperan.

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