Buenas vibraciones en la fiesta “¡Queremos nuestro Ambigú!”

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La del miércoles fue una buena fiesta para reivindicar el regreso a las ondas de «El ambigú», el histórico espacio de Diego A. Manrique eliminado de Radio 3.

 

Texto: PABLO GÓMEZ.

 

Nada más entrar  en la sala El Sol, uno se encontraba con Diego A. Manrique atendiendo a periodistas audiovisuales (todas del sexo femenino, por cierto). El mitin-fiesta «¡Queremos Nuestro Ambigú!» llenó el histórico local madrileño a partir de las diez de la noche del miércoles 15 de septiembre. En realidad, hubo varias olas de asistentes. Los que llegaron a primera hora, los que aparecieron tras el final del partido Real Madrid-Ajax, los que venían de los conciertos de Andrés Calamaro y –sí, también– Supertramp.

Se trataba de manifestar la solidaridad con el locutor y exigir la vuelta del buque insignia de Radio 3, “El ambigú”. Junto a locutores de la emisora, pintores, músicos, disqueros y periodistas, se personaron numerosos oyentes de base. Se recogieron varios centenares de firmas en apoyo al manifiesto y se hicieron innumerables fotos de Manrique con sus seguidores. Hubo público llegado de todos los rincones de España y, asombrosamente, muchos europeos residentes en nuestro país, incapaces de entender la eliminación de un espacio radiofónico con 18 años de éxito. Howell Llewellyn, corresponsal de «Billboard» en Madrid, realizó una encuesta sobre la peligrosa tendencia que muestra Radio 3 al prescindir de los programas musicales realizados por especialistas; aparte de “El ambigú”, también se ha eliminado el espacio dedicado a la electrónica de baile, “Aún no me he repuesto…”

Gozamos con pasmosa música en directo. Sólo con su guitarra acústica, Josele Santiago demostró su magnetismo personal y la  visceralidad de su repertorio. Gecko Turner, en formato de trío (guitarra Gretsch, bajo y saxo), se impuso al barullo ambiental y se marcó un extenso ‘Walk on the wild side’; el tema de Lou Reed  viajó de Nueva York a África cuando, en medio de la interpretación, subieron como coristas Piruchi Apo (ex Hijas del Sol) y la joven Mirian Solís. Uno desea fervientemente que Willy Vijande, ex bajista de Ilegales y responsable del magnífico sonido en El Sol, grabara todo.

Entre una y otra actuación, Víctor Coyote leyó el manifiesto y añadió rotundas palabras de cosecha propia sobre Diego A. Manrique. Que salió a continuación para dar las gracias a todos los implicados en la fiesta  y anunciar que ya está cercana la aparición de “El ambigú en el exilio”, un programa simbólico que ofrecerá temas inéditos y se podrá escuchar en Internet. Los espías enviados por RNE se debieron quedar frustrados: no hubo mención de Benigno Moreno o sus acólitos; Manrique ya está pensando en el futuro.

Y el resto fue fiesta total. Íñigo Munster pinchó rock garajista, instrumentales y rarezas como uno de los primeros singles de Dr. John como solista. También con vinilos, Señorlobo calmó el clamor de un público que quería que se prolongaran las actuaciones. Pepo Perandones, antiguo DJ de Rock-Ola, se presentó con dos Ipods y haciendo gala de un gusto impecable. Jesús Ordovás realizó una sesión demoledora, que fue de The Sonics a Los Planetas. Manrique se mantuvo, como siempre, entre los llenapistas y las provocaciones: no es habitual que en El Sol suene Joaquín Sabina (‘Barbie Superstar’). Pero allí estaba José Manuel Gómez para rematar con explosivas músicas latinas y rumbas catalanas. Cuando nos retirábamos, un contingente femenino bailaba desaforadamente y pedía que aquello no acabara: era la sexta hora de una celebración memorable.

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