Bryan Adams: “Reckless”, la meta insuperable

Autor:

bryan-adams-02-12-14-a

«Su obra maestra de largo, uno de esos discos en los que no sobra nada y que fue recompensado con ventas millonarias»

 

La reedición de “Reckless”, es toda una lección que como volver a poner en circulación un disco en una edición cuidada y con material de lujo.

 

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

 

A veces perdemos de vista el qué podemos exigir a un músico y en tan tortuosa travesía acabamos pidiendo peras al olmo. Con Bryan Adams ocurre eso. Es cierto que en sus giras de minimalismo acústico sus canciones ganan autenticidad porque demuestran que tras su habitual sonido de «rock fm» hay carne y hueso, pero también es verdad que a Bryan la autenticidad siempre le ha dado igual y, es más, nunca la ha vendido. Hablar de él como la versión canadiense de Bruce Springsteen nunca tuvo sentido, puesto que en poco se parecen más allá de tocar la guitarra, y eso no es suficiente, ¿verdad?

A Bryan Adams siempre le gustó sonar comercial y en su derecho estuvo y está. Nunca tendrá la profundidad de Springsteen pero es que jamás lo ha intentado, ni siquiera ha firmado álbumes que supusieran un intento de ser un nuevo bardo intelectual, limitándose a hablar de sus cosas, eso sí, en un formato de rock radible que hacía que esas cosas suyas fueran al final cosa de todos. Y es que daba gusto cuando sonaba alguno de sus hits, con las guitarras bien altas y su voz rota al frente, lista para, no en vano, articular melodías.

bryan-adams-02-12-14-b

Ahora se reedita “Reckless” (Universal), su obra maestra de largo, uno de esos discos en los que no sobra nada y que fue recompensado con ventas millonarias. El año anterior ya había alcanzado el éxito con “Cuts like a knife”, pero 1984 fue el año en el que “Reckless” le coronó como rey del rock comercial. Su asociación con el compositor Jim Vallance les había llevado a ir calentando motores desde principios de década, por lo que cuatro años después de su disco de debut, tanto Adams como él habían perfilado su fórmula. Esto es, rock para todos los públicos, para chicos, chicas, madres y padres en perfecta armonía porque Adams era un buen chaval que tocaba la música del diablo pero en el fondo era el yerno perfecto. El sencillo adelanto de “Reckless” fue, de hecho, ‘Run to you’, un tema de riff serio y mucha vitalidad en el que el músico contaba como ayudaba a una joven a ser infiel a su pareja. Pero nunca iba más allá, eso era lo más cerca que Adams se iba a encontrar de las llamas del infierno. Y para colmo la canción era buena y le seguirían ni más ni menos que otros siete sencillos de un total de diez temas. Es decir, casi todo el disco fue single. Sin duda, una barbaridad aunque era fácil tratar de escoger un tema para la radio porque absolutamente todos valían para ello. Evidentemente, fueron esos, los lanzados como single, los que se hicieron hueco en la memoria del pop. ‘Run to you’, ‘Heaven’ y ‘Summer of ‘69’ llegaron a un público que aún los reclama en directo, aunque quedarse en ellos es perderse grandes momentos, como ‘One light love affair’, que tenía el honor de abrir “Reckless” con un estribillo pop fantástico, la más clásica ‘She’s only happy when she’s dancing’ o la abiertamente rockera ‘Kids wanna rock’. Y es que a lo largo de “Reckless” Adams le echa mucho arrojo a la interpretación, la testosterona emana a lo largo y ancho del álbum. Por ejemplo, una balada como ‘Heaven’, con todo su azúcar, es interpretada con muchísima masculinidad.

Adams está embarcado en un tour en el que toca “Reckless” entero y es fácil ver que la jugada le va a salir bien. Mientras que la estrategia de emplear un disco mítico como atractivo de una gira ya está más que vista, en esta ocasión el álbum está tan perfectamente secuenciado y tan orientado a un público de estadio que la dinámica de los shows seguro que está siendo perfecta. Incluso las dos últimas canciones del disco, ‘Long gone’ y ‘Ain’t gonna cry’, que ni fueron sencillo ni son famosas, deben suponer un chute de adrenalina. Precisamente, uno de los grandes atractivos de la reedición de “Reckless” es el disco adicional que la acompaña con un concierto en vivo registrado por la BBC en 1985. El repertorio incluía una buena porción del trabajo a presentar que viene rodeada de temas rescatados de los tres discos anteriores del músico con un sonido perfecto y una banda tan centrada como su líder en presentar un repertorio que les estaba dando muchas alegrías. Se veía venir que después de un muy buen trabajo como “Cuts like a knife” Bryan Adams estaba a un paso de dar el do de pecho y “Reckless” fue eso, una obra que jamás conseguiría superar.

También es importante comentar las canciones extra que se han incluido justo tras finalizar la escucha del disco. La primera en llegar es una ‘Let me down easy” proveniente de las sesiones de grabación y que habría merecido formar parte del álbum. Está pulida y no sería raro que se hubiera barajado incluirla, de hecho había espacio para un tema más, aunque lo importante es que finalmente se sitúa en su lugar y que está siendo tocada por Adams en su actual tour. El resto, son temas de características distintans, tratándose de seis temas en versión maqueta que no debieron trabajarse para “Reckless” aunque, curiosamente, uno de ellos dio título al disco y es el que está abriendo cada noche de la actual gira. Son canciones de rock a secas, muy interesantes, grabadas con perecto sonido entre Adams, Vallance y el guitarrista Keith Scott. Y se trata de un bloque de trabajo muy serio, ‘Teacher, teacher’ no deja de ser un apunte divertido, pero atentos a ‘The boys night out’, puro rock duro con un riff siniestro. Sin duda, este conjunto de temas merece la pena escucharse por separado, porque tiene su propia dinámica y es muy disfrutable, una grabación en un pequeño estudio con tres músicos pasándolo bien, creando y produciendo.

Artículos relacionados