Bob Dylan habla con Bill Flanagan sobre su nuevo disco (Quinta parte)

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Reproducimos la quinta parte de la charla que el periodista Bill Flanagan ha mantenido con Bob Dylan a propósito de su próximo disco, Together through life, y que se está publicado por entregas en la web oficial del músico. En esta ocasión, Dylan habla de algunos de sus compositores favoritos.

 

Texto: BILL FLANAGAN.



Volvamos a la canción que escribiste para la película que has mencionado antes, “Life is hard”, tiene la forma de una antigua balada de Rudy Vallee o de  Nelson Eddy comenzando justo en la de la octava («Ever since the day…»). ¿Piensas que  si comienzas una canción en ese estilo, respeta más las reglas?

Seguro, intento pelearme con las reglas. A veces podría cambiar los paradigmas dentro de la misma canción, pero entonces esa estructura también tiene sus propias reglas. Combino ambas, veo lo que funciona y lo que no. Mi registro es limitado. Algunas fórmulas son demasiado complejas y no quiero hacer nada con ellas.

“Forgetful heart”. ¿Cómo decides poner un banjo de los Apalaches en un blues en clave menor? ¿Es algo en lo que piensas antes o llega durante la sesión?
Creo que probablemente llegó en el estudio. Aunque un banjo no estaría fuera de su carácter. Hay una modalidad en clave menor para “Forgetful heart”. Es como “Little Maggie” o “Darling Cory”, no hay ninguna razón para que un banjo pueda tener su sitio o sonar bien.

Has escrito muchas de estas canciones con Robert Hunter. ¿Cómo fue ese proceso?
No hay proceso del que hablar. Simplemente se hace. Conduces el coche. A veces sales de detrás del volante y dejas que otro pise el acelerador.

Conoces a Hunter desde hace tiempo. ¿Recuerdas cuándo os conocisteis?
Fue en el 62 o el 63, cuanto estuve tocando en la zona de la Bahía [de San francisco]. Puede que lo conociese en Palo Alto, Berkley u Oakland. Toqué en esos lugares entonces y puede haberlo conocido en esa época. Sé que fue por entonces.

¿No tocaba Hunter en una banda de bluegrass con Jerry García?

Sí, o en una jug band.

¿Has pensado escribir alguna vez algo con esos compositores de Nashville?
Nunca lo he pensado.

Neil Diamond hizo hace años un álbum en el que compuso canciones junto a diferentes músicos de Nashville.
Sí, eso funcionó con él. No creo que funcionase conmigo.

¿No crees que funcionaría contigo?
No. Estoy bien sin eso. No estoy exactamente obsesionado con escribir canciones. Regreso a un camino con Hunter. Somos de la misma vieja escuela, lo que hace que tengamos nuestro propio tipo de sentido.

¿Oyes muchas canciones?
Sí, a veces.

¿Quiénes son tus compositores de canciones favoritos?

Supongo que [Jimmy] Buffett. [Gordon] Lightfoot. Warren Zevon. Randy [Newman]. John Prine. Guy Clark. Toda esa clase de escritores.

¿Qué canciones te gustan de Buffett?
“Death of an unpopular poet”. Hay otra titulada “He went to Paris”.

Tú y Lightfoot os conocéis hace tiempo.

Oh, sí. Gordon ha estado junto a mí desde hace mucho.

¿Cuáles de sus canciones prefieres?
“Shadows”, “Sundown”, «If you could read my mind”. No puedo pensar en ninguna que no me guste.

¿Conocías a Zevon?

No muy bien.

¿Qué te gustaba de él?
“Lawyers, guns and money”. “Boom boom Mancini”. Material del duro. “Join me in L.A.”, a caballo entre sinceridad y primitivismo. Sus patrones musicales están por todas partes, probablemente porque se formó con los clásicos. Puede haber tres canciones diferentes en una canción de Zevon, pero están conectadas sin esfuerzo. Zevon fue un músico para músicos, torturado. “Desperado under the eaves”. Todo está ahí.

¿Randy Newman?
Sí, Randy Newman. ¿Qué puedo decir?, me gustan sus primeras canciones, “Sail away”, “Bum down the cornfield”, “Lousiana”, entonces lo hacía sencillo. Canciones de burdel. Pienso en él como en el Príncipe de la Corona, el heredero natural de Jelly Roll Morton. Su estilo es engañoso. Se sitúa tan atrás que te olvidas que está diciendo cosas importantes. Randy pertenece a una era diferente a la mía.

¿Y John Prine?
Las canciones de Prine son puro existencialismo proustiano. El Medio Oeste elevado a la enésima potencia. Y escribe maravillosas canciones. Recuerdo cuando Kris Kristofferson lo llevó por primera vez a un escenario. Todas esas historias sobre “Sam Stone”, el soldado yonqui, y “Donald and Lydia”, donde la gente hace el amor durante diez millas sin parar. Nadie, excepto Prine, podría escribir algo como eso. Si tuviera que escoger alguna de sus canciones, me quedaría con “Lake Marie”. No recuerdo en qué álbum está.

Mucha de la gente de tu generación parece comerciar con la nostalgia. Llevan tocando las mismas canciones de la misma manera durante los últimos treinta años. ¿Por que nunca has hecho eso?

Aunque lo intentase, no podría. Esos tipos de los que hablas han tenido grandes éxitos. Comenzaron en el “anti-stablisment” y ahora manejan el mundo. Canciones de celebración. Canciones para los grandes banquetes. Mercancía “mainstream” presente en la cultura de manera dominante. Mi mercancía es diferente a la de esos tíos. Es más desesperada. Daltrey, Townshend, McCartney, The Beach Boys, Elton, Billy Joel. Hacen discos perfectos, tienen que interpretarlos perfectamente… exactamente como la gente los recuerda. Mis discos nunca fueron perfectos. Sería absurdo intentar interpretarlos igual. De todos modos, no soy un artista “mainstream”.

Entonces, ¿qué tipo de artista eres?
No estoy seguro, byroniano quizás. Mira, cuando empezaba, la cultura “mainstream” eran Sinatra, Perry Como, Andy Williams, Sound of music [se refiere a la película títulada en castellano Sonrisas y lágrimas]. No podía encajar en aquello entonces y, por supuesto, no encajo ahora. Algunas de mis canciones han cruzado la frontera, pero todas lo han hecho con otros cantantes.

¿Has intentado amoldarte?
No realmente. Mi tradición es la de la música folk y ése es el lenguaje corriente y la estética arquetípica con la que he experimentado. Esa es su dinámica. Aunque lo intentase no podría escribir canciones para el Brill Building [en el 1619 de Broadway, en Nueva York, fue el edificio donde estaban los principales editores de música de Estados Unidos]. Es lo que pasa con la música pop, no podría hacerlo entonces y no puedo ahora hacerlo.

¿Eso significa que eres un creador “outsider”? ¿Te consideras una figura de culto?
Una figura de culto, eso tiene connotaciones religiosas. Suena exclusivista y tribal. La gente tiene diferentes niveles emocionales. Especialmente cuando se es joven. Entonces supongo que muchas de mis influencias podrían haber sido consideras excéntricas. Los medios de comunicación tenían un alcance masivo así que me sentía atraído por los intérpretes ambulantes con los que me encontraba. Intérpretes menores, cantantes de bluegrass, el cowboy negro que hacía trucos con el lazo. Miss Europa, Quasimodo, la Mujer Barbuda, el mitad hombre mitad mujer, el deforme y el jorobado, Atlas el enano, los comedores de fuego, los profesores y los predicadores, los cantantes de blues. Lo recuerdo como si fuera ayer. Estuve my cerca de mucha de esa gente. Aprendí la dignidad de ellos. También la libertad. Derechos civiles, derechos humanos. Cómo permanecer dentro de uno mismo. Los demás estaban interesados en atracciones como la montaña rusa y los coches de choque. Para mí eso era una pesadilla. Todo el vértigo. La artificialidad. El declive de la vida. No tenía sentido ni parecía real. Fuera del camino principal era donde estaba la fuerza de la realidad. Por lo menos eso pensaba. Cundo me fui de casa esas sensaciones no cambiaron.

Pero has vendido cientos de millones de discos.
Lo sé. También es un misterio para mí.

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