“Avería y redención” (2007), de Quique González

Autor:

OPERACIÓN RESCATE

 

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 “Encontramos a un Quique maduro y experimental, con ganas de ahondar por sonidos que hasta ese momento no había explorado”

 

“Avería y redención”, el séptimo trabajo de Quique González, se ha convertido con el paso del tiempo en un disco al que su propio autor encuentra algunas fisuras. Sin embargo, Manolo Tarancón se detiene en los brillos de este álbum.

 

Texto: MANOLO TARANCÓN.

 

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Quique González
“Avería y redención”
DRO ATLANTIC, 2007

 

Es curioso leer en algunas entrevistas al propio autor que “Avería y redención” es el disco con el que se siente más disconforme, pero es precisamente esa valentía de lanzarse hacia lo desconocido junto a su banda lo que lo hace realmente especial. Único disco de su carrera sin un productor claro, “Avería y redención” es a la vez una joya y una rareza en la discografía de Quique González.

 

 

El séptimo del madrileño es un trabajo donde combinan canciones más frescas y desenfadadas (‘Pequeñas mentiras y grandes monedas’ o ‘Las gafas de Mike’) con otras de un nivel emocional y una carga sentimental tremendas (‘La cajita de música’, ‘Nos invaden los rusos’). O el máximo riesgo con ‘Vete con cuidado’, tema de cierre lleno de atmósferas y loops que jamás hubiéramos imaginado si hablamos del universo Quique González.

 

 

Es esa experimentación la que lo hace especial. Temas de largos desarrollos, donde la instrumentación toma la iniciativa y se carga de importancia como en el final de ‘La cajita de música’ (a destacar la línea de bajo y el solo final) o ‘Doble fila’, ese tema pausado cargado de emoción y que suena delicioso y con mucho gusto. Encontramos a un Quique maduro y experimental, con ganas de ahondar por sonidos que hasta ese momento no había explorado.

 

 

El tratamiento de la voz es cercana y natural, donde el falsete cobra especial importancia en algunos pasajes. Las letras, espontáneas y directas, quizás menos trabajadas (a propósito) por el propio proceso. Aunque en su día nos cogió con el pie cambiado, acostumbrados a la producción del hasta ese momento de su inseparable Carlos Raya, con el tiempo, nos encontramos un disco que madura y que se escucha con otra perspectiva. Posiblemente la que contextualiza este trabajo como una rareza en una carrera que caminaba y camina por otras vías diferentes a lo que podemos llamar corriente oficial. Bendita rareza

 

 

 

Anterior entrega de Operación rescate: “Suicide” (1977), de Suicide.

 

 

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