Allen Toussaint y Holmes Brothers

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Existen razones suficientes para hablar de Allen Toussaint como uno de los más grandes nombres que ha dado la música popular norteamericana. Decir Toussaint es referirse a un verdadero maestro, embajador del sonido Nueva Orleáns, que ha aportado a través de una carrera legendaria y prolífica algunos de los momentos más intensos y transcendentales de la música negra en todas sus raíces. Y, sin embargo, no existe ninguna razón del todo aceptable para que el nombre de Toussaint todavía no se asocie a algunos de los temas más sonados de siempre, ni figure a grandes letras con el de otros compañeros de profesión. Sin ir más lejos, Elvis Costello ha sabido arrimarse a él y, bajo su colaboración, grabar su último y maravilloso disco The river in riverse, publicado el año pasado.

Al menos, Nueva York recibió el pasado lunes 22 de enero a este maestro de 69 años con los brazos abiertos. Desde hace unos meses, Toussaint viene tocando de manera regular en el Joe´s Pub, dentro de sus conciertos benéficos por el desastre del huracán Katrina, que asoló su Nueva Orleáns natal. Pero el de la pasada noche de lunes fue una cita especial, al compartir cartel con otros defensores de las armonías del R&B; los Holmes Brothers.

Bajo un ambiente íntimo que ofrece un local para unas 200 personas, Toussaint fue el primero en salir al pequeño escenario, donde esperaba tan sólo un piano, y rodeándolo un público expectante. Los primeros acordes señalaron el camino de lo que iba a ser un concierto exquisito; las manos del músico se lanzaron, sin mediar palabra, a las teclas para tocar el paseo instrumental de “Up the creek”, la canción que abre su álbum de debut en solitario de 1958 The wild sound of New Orleans.

Cantante, pianista, arreglista y compositor, Toussaint es uno de esos largos puentes entre la cultura blanca y negra estadounidenses, en ese intercambio de ideas y sentimientos mediante los sonidos embriagadores del funk, soul, gospel y R&B. Su inspiración viene de otros venerables como Professor Longhair, Huey Smith o Fats Domino. Con éste último tocó cuando dejó impresionado, siendo un adolescente, a Dave Bartholomew, compañero y amigo de Fat Man.

Con el pie derecho marcando un ritmo imparable, Toussaint sacó a desfilar un repertorio al alcance de pocos. El canto relajado “What do you want the girl to do?” o el aún más pegadizo “Mother-in-law”, que dio a conocer en su día Ernie K-Doe´s, fueron acogidos como himnos, con media sala cantando los estribillos. Pero en su catálogo también hay sitio para mostrar el orgullo del funk originario, menos condescendiente con pesados acordes de piano y letras más subversivas. De esta forma, se escuchó en la píldora “Victims of the darkness” o el deleite “Who´s gonna help brother get further?”, que hizo célebre la voz vacilante de Lee Dorsey y que también forma parte del último disco de Costello en colaboración con Toussaint.

Muchas de sus canciones se conservan como joyas, pero para hacer justicia al talento de Toussaint hay que referirse además a la huella que se extiende en su trabajo en la sombra de la producción. Por sus manos han pasado los Rolling Stones, Otis Redding, Sam & Dave, Bonnie Raitt, Irma Thomas o Johnny Winter. Asimismo, es responsable de la fundación de la compañía más importante de Nueva Orleans, Minit Records, que ha sido una máquina de éxitos bajo su atenta supervisión. Después de lo visto el lunes, Toussaint, con esos pelos y bigote abultados, se confirma como el espíritu vivo de Nueva Orleans.

Tras él aparecieron en escena los Holmes Brothers. Papeleta difícil para estos tres músicos entrados en años (los hermanos Herman and Wendell Holmes más el batería Popsy Dixon) que parecen tres ancianos sacados de una residencia. Pero las apariencias engañan y los Holmes Brothers son una grandísima apariencia, que llevan desde la década de los noventa siendo una garantía de calidad.

Con su sonido rústico empapado de rock sureño, gospel y R&B, ofrecieron un espectáculo sin cortapisas, turnándose en la voz solista según la canción. Como adolescentes, sudaron cada tema como el primero que cantaran en público en sus vidas, testificándolo en  descargas como “Squeal like an Eel” o “Close the door”.

Los Holmes Brothers rockean con esa actitud negra para rasgar el ambiente caracterizada por punteos afilados de guitarras cortantes, herencia directa de Bo Diddley, y que tan buenos resultados da en un local recogido como el Joe´s Pub. Apenas pueden mover las caderas, pero pudieron transmitir una contagiosa energía mediante un juego de voces agudas (Popsy Dixon) y graves que, junto con el rock desplegado, terminó de marcar una noche fuera de tópicos musicales.

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