Álex Cooper: Celebrando el viaje pop

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“Todas las bandas querían que las contrataran con cachés millonarios y salir en las radios comerciales, y nosotros queríamos tocar en clubes”

 

Álex Cooper ha decidido celebrar sus treinta años de carrera recorriendo su época con Los Flechazos y con Cooper, y grabando dos canciones nuevas para la ocasión. Habla con él Chema Domínguez.

 

 

Texto: CHEMA DOMÍNGUEZ.
Foto y transcripción: NOEMÍ SÁNCHEZ.

 

 

Brillante corredor de fondo, Alex Díez Garín recupera el fascinante legado de Los Flechazos y Cooper en «Popcorner. 30 años viviendo en la era pop». Además, añade dos nuevos temas como Alex Cooper: ‘No quiero recordarte’ y ‘El asiento de atrás’. El autor de ‘En el club’, ‘Suzette’ o ‘Un nudo en la garganta’ logra esquivar el óxido del tiempo gracias a la independencia que ha mantenido y le ha permitido construir una trayectoria emocionante y envidiable. El pasado cinco de febrero planteó una generosa rueda de prensa, la mejor a la que he asistido nunca, ilustrando con su banda al completo los pasos vitales de su música. ‘Viviendo en la era pop’, ‘Lo conseguí’, ‘Cansado’, ‘Rabia’ y ‘En el asiento de atrás’ enriquecieron las palabras de Alex y demostraron el excelente directo que ha montado para una gira de aniversario que nadie debe perderse. Aproveché para hablar con él.

 

Empiezas y terminas con dos nuevos temas bajo el matiz de añadir “Alex” a Cooper. ¿Recopilación y nueva etapa?
Realmente es como mi gran ejercicio de nostalgia, de volver a unir toda la producción que desarrollé durante treinta años y ver cómo funciona. Esas dos canciones nuevas sirven para enmarcar: una canción de hace treinta años y otra de hace treinta días, y conseguir ver cómo ha evolucionado mi música y mi manera de entender el pop desde que tenía dieciséis años hasta ahora mismo.

 

¿Lo de hace treinta años y treinta días es una forma de hablar, o realmente es así?
La canción que abre el disco, ‘No quiero recordarte’, es un tema que compuse con diecisiete años para mi primera banda, Ópera Prima. Me hacía mucha ilusión recuperar una canción que me gustaba mucho de mi primer grupo «serio», nunca la pude tocar porque se parecía demasiado a ‘Viviendo en la era pop’, pero yo la había hecho dos años antes. Y en este ejercicio de arqueología musical y de memoria me pareció que tenía sentido recuperar el tema y tocarlo desde la perspectiva, las influencias y el feeling que puse en esa composición, los grupos que me gustaban entonces, y hacer ese ejercicio de flashback. En realidad es una canción de hace más de treinta años, la oigo y me parece que suena nuevaolera por los cuatro costados, no la podría haber compuesto ahora y a la vez me hace gracia y me sorprende el tipo de letra, lo que transmite, esa desfachatez adolescente que tenía entonces, ese desparpajo que me ha ido abandonando. En cambio, ‘El asiento de atrás’, la que cierra el disco, es una canción de etapa consolidada, es más serena, habla de ausencias. Me parece una canción que no puedes hacer con dieciocho años. Y creo que ahí está la gracia de “Popcorner”, tenemos diferentes maneras de entender la vida y la música a lo largo de los años. Estoy muy orgulloso de que la música que hago refleje el momento que estaba viviendo, porque me sonroja mucho ver a gente de cuarenta años cantando como si tuvieran dieciséis, esos videoclips de esos tíos fondones con poco pelo rodeados de tías superbuenísimas que parecen sus hijas, me ha dado siempre bastante grima. Hay veces que estás metido en una rueda que no te facilita ver cuál es la situación real. Creo que he sabido adaptar mi discurso a los momentos que estaba viviendo, hasta el punto de escribir una especie de banda sonora para la gente de mi generación, que necesitaba alguien que contara ese tipo de sensaciones. El punto álgido está en el disco de Cooper “Mi universo” (2011), en el que hay unas cuantas canciones que evidentemente no podrían haber sido compuestas por el Alex de dieciocho años.

 

 

Buscando los momentos clave de Alex Cooper, aparece el recopilatorio «Teloneros» (1987), donde Los Flechazos aportan y se estrenan con ‘La reina del muelle’ y ‘Un bidón de gasolina’. ¿Cómo recuerdas aquel primer momento?
Recuerdo ser la mascota de la pandilla basura de León (risas). Recuerdo que estábamos tocando el primer o el segundo concierto de Los Flechazos en una sala y nos vieron Zapico de los Deicidas y Kike Cardíaco, que eran muy amigos, y buscaron una manera de grabar lo que pudiéramos en aquella época, que eran dos canciones. Se inventaron el recopilatorio incluyendo también sus bandas, pero sobre todo creo que era para dar salida a Los Flechazos, que era un grupo en el que ellos creían. Recuerdo los primeros viajes a Madrid para hacer promoción, para grabar las dos canciones en el estudio como una aventura. Elena era tan pequeña que no podía pedir permiso en casa para venir, dijo que iba a casa de una amiga a estudiar y cosas así, vinimos a Madrid y volvímos a León sin que se enterara nadie. De ahí vino la leyenda de que no habíamos grabado nosotros en el disco, que es una cosa que nos hacía una ilusión que te mueres porque quería decir que, más o menos, sonaba.

 

Precisamente, fue Kike Cardiaco quien produce vuestros dos primeros discos para Dro. ¿Cómo establecéis esa alianza?
Eran momentos de inventarlo todo nosotros, no teníamos hermanos mayores y los Cardíacos eran una especie de hermanos mayores musicales, porque eran el grupo de la ciudad. Con Ópera Prima compartido escenario varias veces. El apoyo de Kike y de sus amigos en Dro fue un espaldarazo muy bueno, así conseguimos que se estabilizara un grupo que había surgido como una pandilla de amigos en la que todo el mundo podía participar. Era nuestra fase mod pop art, en la que todo tenía cabida, como un amigo que teníamos, que iba a tocar la máquina de escribir en una canción para hacer sonidos. En el escenario entraba y salía gente durante los primeros conciertos tocando el saxofón, primero uno, luego otro. Tuvimos dos baterías en el primer concierto porque no conseguía engañar a ninguno para que quisiera tocar con nosotros, así que les enseñé la mitad del repertorio a cada batería y pudimos tocar con dos. La época de Los Cardíacos fue importante, nos dejaron amplificadores, nos apadrinaron con el disco de «Teloneros»… Llegó un momento en el que había que volar solos. Los grupos tienen su desarrollo y su vida propia.

 

Ese momento llega con el cambio de productor, con John Ravenhall y «Preparados, listos, ya!» (1991).
Sí, hasta entonces nos habían llevado el management y dirigido un poco la carrera. Ahí tomamos nosotros las riendas, y aparece Manuel Notario en la historia del grupo con Hook Management. Manuel estaba buscando una banda, creo que escuchó ‘Suzette’ en la radio, tenía trato con la gente de Dro y fijamos una reunión. Allí se encontró con los mods cerriles de León, con su locura de club y su visión unívoca del negocio musical, que chocaba absolutamente con lo que todo el mundo pensaba que tenía que ser. Todas las bandas querían que las contrataran los ayuntamientos con cachés millonarios y salir en las radios comerciales, y nosotros lo que queríamos era tocar en clubes. Le planteamos a Notario unos requisitos y unas necesidades seguros de que diría que no, y dijo que sí porque le gustaba mucho el grupo. Ni siquiera en las primeras conversaciones tuvo la exclusividad de la contratación de la banda, porque yo quería reservarme la posibilidad de tocar en concentraciones mods por muy poco precio, para poder ir a las fiestas de mis amigos y seguir en conexión con esa escena. También quería reservarme la contratación en la provincia de Léon, me daba mucha vergüenza que me llamaran para tocar en La Bañeza o en Astorga y decir: “Habla con mi manager de Madrid”, me parecía que no podía hacer eso. Con el tiempo me di cuenta de que mi ingenuidad pagaba peaje, porque el de La Bañeza o al de Astorga prefería hablar con el manager de Madrid que conmigo, pero en mi cabeza no funcionaba así. Manuel nos dio un espaldarazo brutal con sus contactos, y su manera de ver el negocio nos ayudó mucho.

 

 

¿»Popcorner» significa también tu regreso a Dro (Warner), o ha sido cuestión de sumar fuerzas con Elefant?
El planteamiento de este recopilatorio es una celebración que sea ilusionante, y de las cosas que más me ilusionan es recuperar la relación con la gente que estuvo al principio, que colaboró y sentó las bases para que mi carrera fuera longeva, que me ayudó a entender cómo funcionaba todo esto. Tenía muy claro que necesitaba un paréntesis con Cooper de al menos un año, me pareció buena idea la celebración de mis treinta años de carrera, pero yo solo contaba con montar una banda y dar unos pocos conciertos. Se lo conté a Manuel Notario y tardó diez minutos en decirme que él quería estar en la historia, lo cual me sorprendió mucho, con el lío que tiene con Amaral, Izal, Miss Caffeína, con Second… Siempre habíamos fantaseado con la idea de volver a trabajar juntos, y este proyecto se adecuaba muy bien a lo que podíamos dar cada uno, fue él quien propuso hacer un recopilatorio, idea que me parecía muy difícil de llevar a cabo al haber dos sellos implicados, uno multinacional y otro independiente. Y me encontré que el mandamás de Warner, Charlie, hizo una gira de telonero conmigo porque al principio tocaba en La Coartada, o sea, que ya le conocía. Empezaban a encajar las cosas, fue muy fácil porque ha habido mucha generosidad por parte de todo el mundo, todos hemos entendido que este proyecto molaba mucho, que para recuperar esa memoria era necesario ceder en muchos aspectos. Elefant ha sido muy generosos cediendo a su artista durante un año a otra compañía, y Warner ha sido muy generosa rescatando canciones del repertorio de Elefant para este disco. De repente hay que grabar dos canciones, y llamamos a Eugenio Muñoz que también estuvo en la época gloriosa, y que ahora hace unos discos cojonudos de Rosendo. Y me encuentro con Eugenio en plenas facultades, con una riqueza de miras y una visión adulta y madura de esto pero ilusionante. Esos reencuentros están siendo constantes, Juan Muro, que grabó los metales del tercer elepé de Los Flechazos, vuelve a tocar las canciones conmigo encima de un escenario veintisiete años después. Son pequeñas coincidencias que te hacen ver que realmente vas por el camino adecuado.

 

«Alta fidelidad» supuso el cambio de Dro a Elefant. ¿Qué encontraste en Elefant que se había perdido con Dor?
La independencia en relación con los medios de comunicación establecidos y la actitud. Tengo muy claro lo que es el indie o la escena independiente y alternativa, tengo claro que es una ecuación en la que el dinero no está presente, no se hacen las cosas por dinero. No quiero decir que en mi época allí Dro hiciera las cosas por dinero, pero también importaba la rentabilidad de los proyectos, la visión comercial del asunto. En el mundo independiente y en el mundo alternativo eso no está presente, porque te mueve la necesidad de sacar adelante una idea o un proyecto sin saber si va a gustar o no. El riesgo que puedes asumir es mayor porque tus pretensiones son más pequeñas, la cosa espiritual es más grande, lo que te importa no es si vas a vivir de ello o no. No solo prima la canción, es que sea una portada preciosa en lugar de una portada que venda muchos discos, que sea un formato que tú te comprarías aunque pierdas un euro en cada disco a la hora de venderlo. Disfrutar de esos detalles que se pierden en un gran negocio. Todos sabemos funcionar en las dos aguas, pero no me apetecía perder esa libertad que había tenido durante los años en los que Dro había funcionado como sello independiente. Busqué lo mismo que me daban ellos y ya no podían darme, sabía que perdía muchas cosas, como hacer este tipo de promoción. Vuelvo a recordar lo que sentía cuando tenía veinte años y me iba a La Coruña dos días enteros a hacer entrevistas, ¡con lo que me gusta largar a mí!, no callaba. En Elefant me encontré que había una sintonía absoluta en la manera de plantear el futuro y el lanzamiento, nos fuimos adaptando y ha sido un idilio.

 

Al hilo de este idilio, ¿»Mi universo» (2011) puede ser el perfecto resumen de ese riesgo artístico asumido entre compañía y artista, disco además grabado en el estudio de The Kinks?
«Mi universo», el penúltimo disco de Cooper, fue un megaproyecto. Ya que iba a hacer un álbum, algo que dije que jamás iba a hacer, intenté que fuera algo más, un proyecto integral en el que pudiéramos hacer todo el asunto de la gira virtual por internet que hicimos con todos los vídeos, un deuvedé que salió después, la gira de presentaciones, y todo fue una especie de campaña organizada con dos años de desarrollo de la que estamos muy orgullosos.

 

¿Habrá disco en directo tras el concierto madrileño de La Riviera de este sábado?
Quizá haya un pequeño equipo grabando algunas cosas, pero no vamos con esa intención. Vamos con la intención de montar un fiestón y hay cosas de las fiestas que no se pueden enseñar después. Vamos a disfrutar de la fuerza que transmiten las canciones, que van a sonar ese día por primera vez desde hace muchísimo tiempo. Eso es lo que queremos recuperar, la relación con los amigos que hace siglos que no vemos, los que vuelven a aparecer de vez en cuando, los que han salido estos últimos años, los de cada día, eso queremos volver a tenerlo; pero en las fiestas hay cosas que no puedes grabar.

 

Según los créditos, junto a Mario Álvarez (guitarras) y Daniel Montero (bajo), has sumado los teclados de Daniel «Charras» y la batería de Javi Gómez. ¿Qué más músicos e invitados se sumarán en Madrid?
He intentado cambiar en la medida de lo posible el nombre de Cooper a Álex Cooper porque lo veo como dos proyectos distintos. Ahora estamos celebrando esto y necesitaba una banda con instrumentistas que sustituyeran a gente que era muy cercana a mí en Los Flechazos, que para mí son insustituibles, así que tienen una tarea difícil. De Charras espero esos sonidos de Hammond que me volvían loco cuando era pequeño, sabiendo que sustituir a Elena es imposible, ella era el espíritu de Los Flechazos. He montado una banda de gente con la que toco muy a gusto, que son grandes músicos. Tengo a mis amigos Dani y Mario como escuderos fieles que me acompañan en toda esta historia, y una serie de músicos con los que estoy disfrutando mucho encima del escenario, pero no van a ser los músicos de Cooper. Cuando paremos y recuperemos Cooper, volverá a ser lo que era. Para La Riviera tengo la suerte de contar con la presencia de dos de mis mejores amigos en toda esta aventura, Elena y Héctor, miembros fundadores de Los Flechazos, que tocarán una canción cada uno.

 

Una última cuestión, ¿cuándo llegó Cooper?
Como proyecto, como nombre, como idea, surge cuando las canciones ya están hechas y me veo grabando un disco, y veo que seguramente habrá que montar una banda para tocar en directo. Antes simplemente estaba haciendo canciones, se las enseñé a Elefant y decidimos que las íbamos a grabar, a ver qué pasaba. Como proyecto estable, en la primera gira después de «Fonorama» (2000) ya vimos que había público, que tenía sentido, que a la gente le gustaban las canciones.

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