Lo que hay que tener: «Doo wop desirables volume one»

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«En su mayor parte, no existe apenas información sobre los artistas, tan solo el regalo impagable de sus armonías vocales, de su exquisito buen gusto, de su impresionante dominio de las reglas sagradas del pop»

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«Doo wop desirables volume one»
YEAAH!/EFA


Una sección de LUIS LAPUENTE.


Es tal la abundancia de recopilatorios de doo woop presentes en el mercado que resulta complicado orientarse entre tanta –y tan apetitosa– oferta. Sin duda, una buena opción es hacerse con las dos fantásticas cajas de cuatro CDs cada una («The doo wop box Vols. 1 & 2») puestas en circulación por Rhino, continuar con un par de excelentes antologías neoyorquinas, «Rockin’ doo wop» y «The hull/Mascot Story», y culminar con este álbum fascinante, sembrado de gemas subterráneas del género que durante años fueron pasto de coleccionistas y cuya cotización se disparaba hasta cifras impensables.

«Doo wop desirables», subtitulado ‘Ultra-rare doo wop classics’, hace honor a su título: en su interior, treinta piezas interpretadas por otros tantos grupos o solistas, paladeables como sendas pequeñas delicias de luz, color y fantasía. En su mayor parte, no existe apenas información sobre los artistas, tan solo el regalo impagable de sus armonías vocales, de su exquisito buen gusto, de su impresionante dominio de las reglas sagradas del pop: bandas portentosas como Del & The Escorts (que arrancan la antología con la contagiosa ‘Baby doll’), admirables desconocidos como Preludes Five o Del Roys, en la estela de Dion & The Belmonts, gloriosos grupos blancos como The Imaginations y gargantas privilegiadas como la de Bobby Pedrick (que interpreta el clásico de The Chantels ‘Maybe’ como si fuera lo último que va a hacer en la vida).

Junto a ellos, un grupo de chicas tan oscuro como cautivador, The Luvs, responsable de una de las joyas románticas del álbum, ‘We kiss in the shadow’; unos chiflados escondidos bajo el nombre de Sesame Street Doo Wahs cantando un villancico con las voces de los protagonistas de «Barrio Sésamo»; y, ¡sorpresa!, una banda de Cincinnati llamada The Mascots, que poco después de grabar el tema ‘Lonely rain’ cambiaría su nombre por The O’Jays.

Lo dicho: hay que tenerlo.

Anterior entrega de Lo que hay que tener: Clifton Chenier.

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