Maronda: «La política es un tema tabú en la escena indie»

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«Me gustan mucho los discos en los que no tiene nada que ver una canción con otra. Odio los álbumes que están producidos de manera que todo suena igual»

El dúo formado por Pablo Maronda y Marc Greenwood (La Habitación Roja) debuta con “El fin del mundo en mapas”, un tratado de pop atemporal, sin fecha de caducidad ni contraindicaciones, que apuesta por desmarcarse de la corriente general y destaca por su certero talento melódico y la elaboración de las letras. Eduardo Guillot se encarga de las presentaciones.


Texto: EDUARDO GUILLOT.


Ha surgido de la nada, y no se le conoce experiencia previa en grupos, pero el valenciano Pablo Maronda lleva años escribiendo canciones. Ahora ha reunido algunas de ellas en “El fin del mundo en mapas”, un disco debut que presenta en sociedad al dúo que comparte con Marc Greenwood (La Habitación Roja), y que se convierte por derecho propio en una de las revelaciones de la temporada. Pop luminoso, acompañado de letras elaboradas, arreglos inteligentes y coros deliciosos, que reclama el espacio que merece su talento en una escena saturada de propuestas vulgares y anodinas. Denle una oportunidad, no se arrepentirán.

Como era de esperar, y aunque el grupo lleva tu apellido, eres el vocalista y las canciones son tuyas, en la mayoría de medios se habla del “grupo paralelo de Marc Greenwood, de La Habitación Roja”. ¿Lo tienes asumido?
La verdad es que eso está pasando, pero es inevitable, aunque hemos hecho una hoja de promoción que lo deja claro. Canto yo, Pablo Maronda, pero me parece que va a ser cuestión de tiempo que la gente lo entienda. El otro día, en Radio 3, pusieron el disco y dijeron que era el grupo de Marc, de La Habitación Roja.

La lectura positiva es que su presencia llama la atención y abre puertas, ¿no?
Desde ese punto de vista me parece bien, pero no sé si realmente hacemos algo que tenga que ver con La Habitación Roja. Este tipo de cosas es inevitable al principio. Luego, o lo asimilarán o se quedarán con la idea equivocada, pero eso es algo que no está en mis manos. Cuando empezaron The Last Shadow Puppets, todo el mundo los recibió como el grupo paralelo de Alex Turner [Arctic Monkeys], y nadie tuvo en cuenta a Miles Kane, hasta que ha sacado un disco a su nombre y lo han identificado.

El CD suena como una enciclopedia del pop español de todos los tiempos, empezando por Los Brincos. ¿Estás de acuerdo?
Quería que fuera, sobre todo, variado. Me gustan mucho los discos en los que no tiene nada que ver una canción con otra. Odio los álbumes que están producidos de manera que todo suena igual. Y hay ejemplos muy claros en el pop español que me encantan, como Los Brincos, Los Ángeles, Family, Sr. Chinarro… Pero también me gusta Décima Víctima o Derribos Arias, aunque no se note en el disco. Y lo mismo con la tradición anglosajona: He ido picando de todo un poco.

¿Y Lori Meyers? Lo digo porque, cuando empezaron, siempre se les comparó, precisamente, con Los Brincos.
Me gustan, sobre todo el segundo disco, “Hostal Pimodan”, que era muy continuista con la última época de Los Brincos, en los años setenta. Lo que han hecho posteriormente no me gusta tanto, del mismo modo que no me gustan Vetusta Morla, Love of Lesbian y grupos así. He tratado de hacer un disco de pop tomando como referencia las cosas que he hecho siempre, y ahí caben desde The Byrds hasta Spiritualized o grupos españoles de los setenta y los ochenta.

¿La línea llega hasta Los Planetas?
Sí, claro, siempre me han gustado. No sé si se nota en el disco. Siempre he sido fan, pero también he intentado que no se notara mucho, no los tengo en cuenta a la hora de componer, lo que pasa es que los referentes son muy parecidos a los suyos. Pero no he buscado nasalizar la voz ni hablar de viajes espaciales, que suelen ser las cosas que les identifican.

Tus letras, muy elaboradas, van por otro lado. En el disco hay muchas canciones de amor.
La verdad es que son canciones que he ido escribiendo a lo largo de seis o siete años y, al final, quizá por buscar un elemento de cohesión, casi todas las canciones hablan de amor. Tengo otras, pero me parecía que, para un primer disco, plantear giros narrativos o temáticos podía resultar complicado. Buscaba algo más fresco, conectar con el oyente a nivel emocional, pero eso no quiere decir que no tenga canciones sobre otros temas.

Las canciones parecen, a veces, pequeños ajustes de cuentas. ¿Tienen destinatarios concretos?
Algunas sí. Otras son sumas de quejas.

Y después de tanto amor, cierras con ‘Buenaventura’, una canción sobre Durruti. ¿Y eso?
Es un disco sobre el desencanto, y es una forma de que el desencanto político esté presente. Creo que la gente en el indie no se atreve a hablar de política, es como un tema tabú, que parece destinado a grupos como La Polla Records o El Último Ke Zierre, y que si lo mencionas en el contexto de un grupo con referencias indies parece fuera de lugar, como si no tocara.

¿Puede ser que el indie no hable de política porque es de derechas?
Puede ser, pero no creo que Sr. Chinarro o Los Planetas lo sean. Igual si hablamos de Vetusta Morla o esta gente del sonido Inditex, puede ser que, más que de derechas, no se definan políticamente, o que sean producto de su tiempo, en que la gente joven no está acostumbrada a manifestar un compromiso político público.

Dices que es un disco sobre el desencanto. ¿Un álbum conceptual, entonces?
En cierta manera, creo que sí. No desde el punto de partida, planteándome hacer doce canciones sobre un tema determinado, pero luego sí me he dado cuenta de que la seleccción de temas y el orden en que están colocados pretenden llegar de un punto a otro de una determinada manera.

Comenzasteis grabando en el estudio casero de Marc, sin necesidad de cumplir plazos. ¿Es una ventaja o un inconveniente trabajar sin presión?
Tal y como ha quedado, estoy encantado. La verdad es que nos ha venido bien darnos una tregua, porque hemos podido completarlo y pulirlo. Es un disco muy diferente del que hubiérmos editado si hubiera salido en su momento. ‘Los novios de Bélmez’, por ejemplo, no hubiese estado, mientras que había otras canciones que, con el tiempo, veo claramente menores. Conceptualmente, el disco ha ganado. Ha sido un proceso parecido al de Los Planetas en “Una semana en el motor de un autobús”. Fueron recibiendo negativas del sello hasta que por fin lograron hacer un disco en condiciones.

En vuestro caso, fueron negativas internas, no del sello, ¿no?
Bueno, en nuestro caso el disco se fue retrasando por circunstancias relacionadas con el lanzamiento. Habíamos llegado a un acuerdo mucho tiempo atrás, pero las conversaciones sobre cómo íbamos a trabajar fueron prolongándose en el tiempo, y aprovechando ese lapso, escuchamos mucho el disco y comenzamos a verlo estructuralemente de otro modo, a pulir detalles y a cambiar repertorio.

¿Eso se nota en los arreglos? Pienso en la mandolina de ‘Sin Ministerio’.
Es una guitarra española con delay. Quería que sonara como en “Santos que yo te pinte” [Los Planetas], pero Marc inclinó más la balanza hacia los Flying Burrito Brothers.

Al final, acabaron saliendo otra vez Los Planetas.
Pero no se trata de imitarlos o copiar sus tics, como pueden hacer Radar, por ejemplo. Hay muchos grupos en Valencia a los que no soporto. Me parece muy bien que les gusten Los Planetas, pero mimetizarlos no me interesa. Es lo que hace Velocista con los grupos albaceteños. Esta manera de copiar me da mucha rabia. Hay gente que dice que el disco suena como los de los grupos de los ochenta, y creo que es porque canto sin impostar la voz. Comparto referentes con ellos, pero me daría vergüenza salir a cantar y que lo que hago se pareciera tanto a otra cosa.

¿Cómo fue el proceso de grabación?
He tenido mucha manga ancha. Quedábamos en casa de Marc por la tarde e íbamos canción por canción, eligiendo hasta que tuvimos una primera selección y luego hicimos la criba definitiva. Empezamos grabando con batería sintética, antes de meternos en el estudio y grabar la acústica, y quizá por eso, al final, las canciones seleccionadas son las de ritmos más sencillos. Probablemente, en el segundo disco haga lo contrario, y empecemos a grabar con batería real para poder hacer diferentes cambios de ritmo en la misma canción y buscar cosas más elaboradas. Me daba un poco de miedo escoger las canciones más simples para el primer LP, pero creo que el concepto funciona.

Desde fuera, parece que todo ha ido muy rápido desde que empezaste a tocar en pequeños pubs de Valencia.
Yo también creo que todo ha ido muy rápido, lo que pasa es que como he estado grabando con Marc, en casa, quizá no he percibido esa velocidad. Aunque firmamos el contrato hace poco, nos ficharon hace tiempo, cuando el disco estaba en mitad del proceso de grabación, y desde ese punto de vista, es cierto que no hemos tenido que ir llamando a muchas puertas por ahí. Y como las canciones estaban compuestas desde hacía años, he percibido el paso de tiempo de una manera más relativa. Pero ha sido rápido.

¿Hubo más ofertas, aparte de la de Absolute Beginners?
Alguna, pero la más clara fue la suya. Nos gusta cómo trabajan, y que estuvieran en Valencia era una ventaja, es muy práctico. Los tienes a diez minutos en coche.

¿Qué esperas del disco?
No conozco muy bien el mercado, espero que funcione, al menos, para que la gente sepa de nuestra existencia, que nos permita tocar y grabar otro disco. Y que la crítica no nos reviente mucho.

Desde aquí puedes acceder a la web de Maronda.

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