Ariel Rot: El tiempo que pasa y el rock que queda (segunda parte)

Autor:

«A mí el pasado me delata, no puedo engañar con mi edad, porque la gente sólo tiene que mirar los discos que grabé y los años en que los grabé para saber qué edad tengo»

Publicamos la segunda y última parte de la entrevista con Ariel Rot, alrededor de su nuevo disco, «Solo Rot», que hoy se pone a la venta. Además, charlamos de su colaboración con los Cabriolets, del paso del tiempo y del futuro.


Texto: JUAN PUCHADES.
Fotos: THOMAS CANET.


¿En ‘Una vida equivocada’ retratas, en concreto, a alguno de tus compañeros, mientras que tú te reivindicas como currante del rock?
[Risas] Reivindico un poco la libertad del rock y de lo afortunado que soy de haber podido elegir un estilo de vida, y de haber soñado desde chiquito con ese estilo de vida y que, treinta y tres años más tarde, el sueño se haya cumplido y de no haber tenido que hacer nunca un sacrificio en ese sentido.

Humm, muy diplomático, pero repito la primera parte de la pregunta: ¿Retratas a algún compañero?
Sí, pero no te voy a decir a cual.

¡O sea, que sí que es uno en concreto!
[Risas.]

En esa canción cantas: «Me gustan los billetes como a todos / pero no ganarlos de cualquier modo. / La fama te la regalo / disfrútala como quieras». ¿Después de todos estos años, cosas como la fama te dan lo mismo?
Es uno de los motivos por los que soy un afortunado, no tengo esa presión, podría pedir subir un par de peldaños más en mi estátus, pero no me gustaría que cambiaran mucho las cosas. Realmente, esta manera mía de funcionar, en la que puedo tener mis tiempos, que no tengo una presión externa marcándome fechas, responsabilidades, creo que es un privilegio y que, en todo caso, el éxito ha sido después de tanto tiempo hacer un disco inspirado, que me haya salido de una manera tan fluida, estoy muy contento.

Tengo la sensación de que vas muy por libre, que te da lo mismo lo que hagan los demás.
Pero no sólo yo, somos unos cuantos de mi generación los que estamos en esa frecuencia.

Antes comentabas que hay humor en el disco; en ‘Manos expertas’ te presentas como muy machacado. ¿hay que entender la letra con humor o hay un trasfondo real?
Eso también es un lujo, ahí lo digo, «si me encuentro jodido es por un buen motivo, porque estoy vivo». Pero… Se presentan las molestias, cuando no es una, es otra, ahí lo nombro bien clarito, no tuve que echar mano de la imaginación en esa canción [risas]. Todo el mundo la toma por el lado del humor, y realmente lo es. Y eso es fantástico. Un día que te levantas jodido y al final acabas escribiendo una letra que te hace reír tal vez es el objetivo de todo esto.

Fíjate que la escuché y pensé que iba a ser el single.
¡Upa! Hubiese sido genial.

El single me ha decepcionado un poco, porque creo que con ‘Papi dame la mano’ se incide en tu lado más latino, que se conoce de sobra. Aunque esa canción tiene algo muy bueno, y es el contraste, el choque entre la letra tan intensa y dura, y la música y el título, que pueden hacer imaginar otra cosa.
Creo que hay que darle tiempo a esa canción, porque escuchas ‘papi’ con un ritmo latino y te puedes imaginar lo peor, pero tanto en lo musical como en la letra, creo que también ahí crecí un peldaño. Lo que pasa es que es raro que teniendo una canción así en un disco, todo el mundo no te diga que ese es el single. Mira, no lo sé, no sé si fue un error. Creo que, en todo caso, en un artista como yo, el single no es definitivo. Pero sí, lo que tú piensas, me ha llegado; de hecho, en la página web los chicos también lo han dico, «¿pero no iba a ser un disco de rock?». Es lo primero que escucharon. Realmente, es la única canción latina del disco y se sale del contexto, pero, bueno.

De todos modos, no estoy diciendo que sea una mala canción, al contrario, hablo de ella como single, como primer single, incluso.
Quizás no sea el single adecuado para mí, pero como canción es matadora. Leiva, cuando la escuchó, me dijo «es un single de pizarra». Es muy tentador, cuando todo el mundo dice «este es el single»… y esta cumple todos los requisitos. Pero sé que la gente que me sigue va a escuchar el disco entero, o tres o cuatro temas más, y yo voy a tratar de abrir el abanico, que no se centre todo en una canción. La verdad es que la función del single ha cambiado mucho, yo no sueno en la radio, y el single es un vídeo que te rotan tres semanas en la tele, y se acabó. Vamos a ver qué pasa.

Además de ‘Manos expertas’, hay otras canciones, tanto en el disco como en tu trayectoria de los últimos años, en las que hablas del paso del tiempo y que, además, reflejan tu edad vital. Eres como bastante sincero, y no tratas de quitarte años.
¡Es que encontré una gran veta ahí! [risas]. De repente explotó y sin pensar más, salió solo. Realmente sale de una manera espontánea. ‘Polvora mojada’, me hizo mucha gracia y con los amigos que suelo consultar, Andy Chango, por ejemplo, se descojonaban, con ‘Manos expertas’ y con esta. Aparte de que a mí el pasado me delata, no puedo engañar con mi edad, porque la gente sólo tiene que mirar los discos que grabé y los años en que los grabé para saber qué edad tengo [risas].

¿’Dandy’ sí que hay que entenderla como ficción?
¡No te creas! [risas]. Uno tiene esos días, también.

Es uno de los adjetivos que a veces se usan cuando se habla de ti, que eres un dandy del rock.
Me encantaría serlo, lo que pasa es que no puedo ejercer todo el tiempo, pero cuando puedo, te juro que lo disfruto un montón. Así como ‘Manos expertas’ es un día que te levantas jodido, ‘Dandy’ es un día que te sientes de puta madre, sales de la ducha, te vistes y está todo bien. Entonces, de repente, empieza a sonar una melodía. Esta canción también salió prácticamente sola. Es una de las canciones que más orgulloso me siento del disco, creo que es la más elegante, tanto que, ojalá hiciese un disco solamente así.

¿Sí?
Me encantaría. Con partes instrumentales, incluso.

Hay un gran trabajo de Pete Thomas en ese tema, se nota mucho la batería.
Sí, sí, y también estoy muy orgulloso del bajo, que es mío, es un bajo muy especial. Cuando hablo de grabar un disco así, nunca me acercaría a ese género con autoridad, yo no puedo tocar contrabajo y hacer jazz, ¡de ninguna manera! Pero me pareció una forma muy personal de acercarme a ese género, la atmósfera que tiene me recuerda a algunos temas de Nick Lowe.

Desde hace tiempo, metes canciones con esos aires de swing, de jazz.
Sí, es un género que me gusta, que escucho. Escucho a John Pizzarelli, me gusta los crooners, me gusta escuchar a Tony Bennet, y un día te sale una canción así.

El disco también saldrá, una semana más tarde, en vinilo. Eso ha sido petición tuya, ¿no?
Sí, no me podía aguantar.

Además, me han dicho que con portada doble.
Sí, ¡con portada doble! Tendremos un buen número de vinilos en casa, no sé dónde los vamos a meter. En primer lugar, me apetece muchísimo escuchar este disco en vinilo, y luego que, cuando alguien te lo pide y quieres hacer un regalo, es un objeto mucho más preciado y recordable. Cuando te regalan un CD lo dejas ahí, en una pila que tienes, en cambio, un vinilo ocupa un lugar distinto.

«Me veo tocando pasados los 60: Existe una especie de adicción a esto, sí, llevo seis meses sin tocar y es casi una necesidad física juntarme con la banda, salir de viaje, todos lo preparativos…»

 

CABRIOLETS Y MADRID

Estos días tienes, de manera casual, otro single sonando, la versión de ‘Madrid’ con The Cabriolets. ¿Cómo surgió esto?
Fue un encargo del Ayuntamiento de Madrid, me sorprendió bastante, sobre todo por la unión, porque lo más natural es que hubieran llamado a Urrutia, no a los Cabriolets. Imagino que fue para darle un toque más de modernidad. Pero nos lo pasamos muy bien, la verdad es que los Cabriolets son muy majos y están en una búsqueda, en este momento quieren hacer rock, fue muy fácil encontrar el punto de encuentro.

La canción suena muy a ti, ¿es producción tuya?
La producción se la dimos a Jose [Nortes], porque también tenía que haber alguien que cuando nosotros terminásemos, siguiese, porque es un encargo, casi como una publicidad en la que te piden ochenta mil modificaciones. Vi que el tema se podía resolver bien, y creo que está bueno.

Está fantástico, ¿tocáis todos?
Sí, sí, tocan ellos y yo, Pablo Serrano, el batería de los Cabriolets, tocaba conmigo hace diez años. La parte de la grabación fue muy fluida, muy rápida, yo llevaba la idea ya armada en mi cabeza, porque tampoco quería meterme en cosas demasiado complejas, porque jugábamos con el rigor de los tiempos, entregas y demás. Y dije «si nos ponemos a tocar, va a sonar, si nos ponemos a buscar, a investigar, a probar algo que nunca hemos hecho, nos podemos atascar, vamos a hacer algo que yo sé cómo se hace».

¿Fue muy rápida la grabación?
Sí, nos encontramos un domingo, quedamos en cómo hacerlo y al día siguiente lo grabamos.

Comienzas los conciertos unos días antes de que «Solo Rot» se ponga a la venta, ¿no te da apuro que la gente no conozca las canciones nuevas?
Creo que va a ser muy bonito ir viendo cómo, a lo largo de estas semanas y hasta finales de mayo, cómo según vayan pasando las semanas, la gente irá conociendo las siete u ocho canciones nuevas que vamos a tocar. De todos modos, no me da ningún apuro porque tengo mucha confianza en mi público, es un público sensible y con capacidad para escuchar canciones nuevas y disfrutarlas.

¿Qué banda te acompaña este año?
Sigue Mac [Hernández] y sigue Osvi [Grecco], se incorporó Maurito [Mauro Mietta], de Tequila, se unió al grupo, y tenemos un batería nuevo, Andrés Litwin, que es argentino, veintiséis añitos y una auténtica bestia. Toca con un grupo que se llama Primital, bueno, toca con mucha gente, en realidad es un batería de jazz supersolicitado, pero viene del rock; así que he encontrado, finalmente, un batería que toca rock y jazz, tiene mucho swing tocando. Encontré mi Charlie Watts.

Antes hablábamos de estas canciones en las que vas reflejando el paso del tiempo, ahora cumples 50 años, ¿te planteas el futuro, te ves como Dylan, tocando a los 69 años por esos escenarios de Dios?
Espero que sí, bueno, escenarios de Dios… ¡me lo pones un poco jodido! [risas] No sé si con la misma frecuencia, pero sí, existe una especie de adicción a esto: Llevo seis meses sin tocar y es casi una necesidad física juntarme con la banda, salir de viaje, todos lo preparativos… Lo disfruto y creo que lo necesito.

En tu web has abierto un blog, ¿lo vs a mantener, no te dará pereza?
Puede ser, de momento es la novedad, me hace mucha gracia, me divierte. Si esto me hubiera pasado a mí siendo chaval, cuando tenía mis ídolos, me hubiese encantado tener esa relación. De repente ver una foto de Lou Reed ensayando. Por los comentarios, veo que a la gente lo que más le gusta es lo no oficial, eso es lo que más les engancha. Es bonito para tenerlo, porque se va archivando, y es una forma de tener tu diario, en cierto modo, y que la gente note una cercanía, está bueno.

¿Serás sincero y, contarás, por ejemplo, «¡pues vaya concierto más malo el que nos salió ayer!»?
¡Nosotros no hacemos conciertos malos! [Risas.] No sé, acabo de empezar y creo que voy mejorando, cada vez voy encontrando el punto. También habrá lugar para que el público lo diga: «¡fue un concierto de mierda!» [risas].

A veces me pasa que voy a un concierto y como espectador me quedo de lo más contento y, sin embargo, baja el artista desanimado y te dice: «hoy no nos ha salido nada bien, no hemos estado a gusto, ha sido un desastre».
La verdad es que es muy habitual, a mí me pasa conmigo y con amigos a los que voy a ver, que cuando se bajan les digo «buenísimo» y ellos te dicen, «no, para nada, no ha sido nuestro día». Lo que pasa es que el público no tiene la referencia, pero tú sí, tú vienes de hacer tres conciertos muy buenos y es muy difícil que del cuarto no salgas un poco defraudado.


Si quieres leer la primera parte de esta entrevista a Ariel Rot, pincha aquí.


Desde aquí puedes acceder a la web de Ariel Rot.

Y desde aquí a su blog.

Artículos relacionados