Roy Ellis: Regalo de Reyes en Granada

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«Ellis se desmarca de lo que, a priori, parece una carrera prometedora. Se instala en Suiza, donde encuentra acomodo alimenticio como vocalista de góspel, soul y blues. Asume su rol de profesional adaptado a las necesidades del público de la zona»

El pasado 5 de enero, esta leyenda viva de la música jamaicana repasó los clásicos de su repertorio en Granada. Títulos hoy reivindicados por las nuevas generaciones del ska mundial. Desconectado durante varias décadas de la escena del rocksteady y el reggae primigenio, Mr. Symarip vuelve al lugar donde lo dejó. Cumple así el deseo del malogrado Laurel Aitken, uno de sus mentores en los sesenta. Además, el de Kingston estrecha lazos con la ciudad andaluza: repite con Red Soul Community como banda de apoyo y publica un single en vinilo con The Teenagers, poderosa formación de soul liderada por el granadino Al Supersonic.


Texto y fotos: EDUARDO TÉBAR.


Cierta majestad se adelantó el martes a los tres Reyes Magos en el Boogaclub de Granada. No venía de Oriente, sino de los fríos cantones suizos. Sorprendente lugar de residencia para una figura capital de la música jamaicana. Enfundado con elegancia calabresa, Roy Ellis ofició de soberano rutilante para la comunidad skin. Regalo impagable. Los militantes de la tribu sabían que ante ellos se encontraba una leyenda viva del ska. El cantante y trombonista de Kingston firmó piezas catedralicias hace más de cuarenta años. Canciones que superan la prueba del algodón con el paso del tiempo. ¿El mejor ejemplo? La hipnótica ‘Skinhead moonstomp’, lanzada en 1969 bajo el rótulo de Symarip –proyecto derivado de The Pyramids, cuyas letras prefirió leer al revés–. El single ha vendido más de siete millones de copias hasta hoy. Se trata de una de las joyas de la corona del catálogo de Trojan. Lógico: Ellis cierra sus actuaciones con este hit. Broche de jovialidad fraternal abierto a la invasión de escenario. Un imán para la tropa de tirantes y cráneos rasurados.

Ya desde la tierna infancia, Mr. Symarip demuestra una asombrosa pericia para la composición. Impresiona a Jimmy Cliff en el coro de la iglesia. Después, emigra a Inglaterra con su familia. Sólo es un adolescente, pero sobrado de iniciativa. Pronto se erige en el primer skinhead negro de la historia en territorio británico. Al menos, eso asegura ahora. Roy Ellis logra provocar el babeo de Sonny Burke, que le introduce en el sello Ember. Se codea con emergentes colosos patrios como Bob Marley y Rico Rodríguez. Graba con el entonces invisible Georgie Fame. Olfateando un poco, aparecen nombres mayúsculos, como Eddy Grant o Desmond Dekker, en los créditos de los trabajos de los Pyramids. Y el cataclismo: en 1966 conoce a Laurel Aitken, verdadera institución de la isla con proyección exterior. El responsable de ‘Little Sheila’ propone a The Bees, primer grupo de Ellis, realizar una gira. Aunque falla algo. Sucede que Aitken –en realidad nacido en Cuba– huye del ska por esas fechas y opta por soluciones más ligeras y eficaces: ‘Bésame mucho’, ‘La bamba’… Alternativas incompatibles para un veinteañero que disfruta de las «jamaican blues parties» londinenses.

También Aitken se había trasladado a Inglaterra. En cierto modo, resulta fácil ver en Roy Ellis un sucesor. El hermano pequeño con trayectoria paralela. Sin embargo, ocurre lo contrario. Mientras el veterano exprime su condición de porteño pionero en la conquista del mercado europeo, el joven apenas coquetea en las frenéticas jaranas de mods y skinheads. A su vez, lega un concierto memorable en Wembley, luego inmortalizado en el cine por Horace Ové.

Laurel Aitken inaugura el reinado de Island Records, el sitio de recreo del mecenas Chris Blackwell. Por su parte, Ellis se desmarca de lo que, a priori, parece una carrera prometedora. Se instala en Suiza, donde encuentra acomodo alimenticio como vocalista de góspel, soul y blues. Asume su rol de profesional adaptado a las necesidades del público de la zona. No le cuesta ganar popularidad local. Las televisiones le llaman. ¡Y las celebridades le contratan! La última anécdota la protagonizó el ex tenista alemán Boris Becker, que solicitó sus servicios para el festejo privado en un castillo tras su último enlace matrimonial. Becker ansiaba una boda a la americana. El niño prodigio del ska acaba sometido a las veleidades de pequeños mercaderes. No es el destino más justo, ¿verdad?

El azar, caprichoso, brinda una segunda oportunidad a Roy Ellis. Aitken, animal de carretera hasta el fin de sus días, recorre varias capitales suizas en 2004. ¡Zas! Se acuerda de Ellis y le invita al recital. Absolutamente olvidado de las síncopas furibundas de la orilla de Lime Cay –lleva dos décadas desconectado del universo jamaicano–, éste acude a la cita. Una vez en el camerino, brotan las lágrimas. “Todos quieren oír tus viejas canciones. Debes volver al reggae”, le suplica el viejo Laurel, esperando el gesto dadivoso de su alumno. El septuagenario utiliza el más infalible de los recursos: avisa a la chavalería skinhead de las proximidades. El clan no tarda en localizar a Roy Ellis en su propia casa. Le exigen que se despoje de la bata y las zapatillas para rememorar ‘Skinhead girl’, ‘Banana’, ‘Skinhead moonstomp’… “Si el público quiere verme, no puedo fallarle”, concluye Mr. Symarip.

Dicho y hecho. “The skinheads dem a come” (2006) supone el retorno del hijo pródigo del ska. En España, la etiqueta Liquidator pone en circulación el single ‘Shine, shine, shine’ en 2007. Con trombón en mano y una graciosa relectura del himno de Nueva Orleans ‘When the saints go marching in’.  Esta vez, narrando la procesión de botas de skinheads hacia un club. Eso sí: el cuero no mata a los metales.

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«La rueda de Mr. Symarip tampoco para de girar. Estas navidades sorprendía a todos con una nueva pirueta. La banda granadina The Teenagers, especializada en northern soul, ejerce de soporte para Roy Ellis»

La rueda de Mr. Symarip tampoco para de girar. Estas navidades sorprendía a todos con una nueva pirueta. La banda granadina The Teenagers, especializada en northern soul y capitaneada por el rugiente Al Supersonic, ejerce de soporte para Roy Ellis en el siete pulgadas ‘Let me take you higher’. Otra vez, a través de Liquidator y con la participación en labores de producción del omnipresente Carlo Coupé. Una joya que muestra el esplendor de Ellis en su faceta soulera. Sabia elección, además, teniendo en cuenta el momento de despegue que atraviesan los Teenagers. Los andaluces cerraron el año con la publicación del single ‘Keep on walking’, otra maravilla con un pie en Memphis y otro en Jamaica, licenciado en la prestigiosa discográfica alemana Unique Records. Filtro de calidad del soul europeo.

“Las discográficas españolas tardarán en darse cuenta de que el soul está de moda. Que es cool. Al menos tardarán dos años más de lo que cualquier aficionado a la música pop ya ha descubierto. Es difícil mantener el olfato con la nariz atrofiada y los bolsillos llenos”, critica Al Supersonic. El líder de los Teenagers pertenece a la categoría de melómanos cuya educación sentimental se nutre de fanzines y compras por correo de discos de Stax, Kent, Trojan o Atlantic. En su universo, el punk de The Boys y Jackie Wilson caminan de la mano.

Por otro lado, cabe destacar la experiencia previa de los Teenagers como formación de respaldo de viejas glorias. Saben lo que es tocar con sus ídolos. Lo hicieron a lo largo de la pasada década con la nortamericana PP Arnold, así como con Dean Parrish. “Nos enseñaron que las canciones salen del alma. Gente que nos cuenta cómo era una sesión con Ike Turner, experiencias con Steve Marriot, Mick Jagger o Paul Weller”, revela Al Supersonic.

Es habitual que los mayores de Jamaica busquen conjuntos locales para desglosar su repertorio en distintas partes del globo. Cuestión de logística. Laurel Aitken le cogió el gusto a Malarians, Skarlatines o The Kinky Coo Coo’s. De otra parte, los granadinos Red Soul Community emprendieron una gira estatal con Roy Ellis en 2007. Los ex componentes de Los Dingos debutaron en Liquidator ese año por medio del recomendable EP ‘Pump reggae’. “Roy Ellis marcó el reggae de finales de los sesenta”, comenta Labase Martínez, bajista de Red Soul Community, DJ y organizador del festival internacional All Reggae to the People. En la velada del 5 de enero, volvieron a comprobar las dotes de mando de Ellis. Esa estrella que tardó más de treinta años en darse cuenta de la longitud de su sombra. El hombre de la voz leonina, intacta a sus 63 años. Qué mejor regalo de reyes.

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