Rockola, Discos. 12 de junio de 2009

Autor:

J.J. Cale
Roll on

BECAUSE/WARNER

Pudo haber sido un artista de éxito –sus canciones lo han sido interpretadas por otros– pero a él le gusta ir a su ritmo, ajeno al ruido, viviendo como una persona normal. Toda su obra es un monumento a la honestidad, a la libertad, al buen gusto, la clara demostración de que se puede ser un coloso de la música popular sin necesidad de vestirse de lentuejuelas, estudiar posturitas y hacer el payaso. J.J. Cale, la envidia de muchos, es la antiestrella, el músico por la música. Sin más.
Esta entrega de temas nuevos llega tras el álbum grabado mano a mano, guitarra a guitarra, junto a uno de sus mayores admiradores, Eric Clapton, quien aquí se une a Cale en el tema que da título a la obra. Una obra que hará las delicias de los seguidores del de Tulsa, pues John Weldon Cale sigue con lo de siempre, con esa suerte de blues rock áspero y polvoriento preñado de swing que en sus manos se convierte en estilo propio y en increíble elegancia natural. Su garganta mantiene la arena del sempiterno solitario, las melodías suaves están ahí, incólumes, el sol entra a raudales y las canciones –difícil destacar unas por encima de otras, tanto es el nivel–, una vez más, se sitúan más allá del tiempo, en algún lugar donde la música brota con naturalidad y pareciera nacida para dar calor y cobijo a los corazones sensibles.
A los 70 años J.J. Cale es puro J.J. Cale, porque todavía hay clases.
JUAN PUCHADES.

Sr. Nadie
Nu

DFX RECORDS

Tenía ganas de escuchar el primer EP en solitario de Sr. Nadie, es decir, el ex Sexy Sadie Jaime García Soriano. Pese a mi aversión a los grupos españoles que cantan en inglés, los mallorquines siempre me gustaron, de hecho fueron lo más interesante de la camada indie angloparlante que parió la década de los 90. Quizá por ello esperaba con ganas poder escuchar cómo se desenvolvía un tipo del talento de su vocalista en su primer paso en solitario.
El primer encuentro que tuve con la música de Sr. Nadie fue mediante una versión aún sin mezclar de “Ya no puedo seguir así”, el tema estrella de Nu, este primer EP, al que seguirá el esperado largo después del verano. En esa mezcla aún primigenia, la canción ya me deslumbró sobremanera. Ahora, ya reluciente y preparada para que el público la conozca, sencillamente resulta superior, con su perfecto estribillo y esas grandes estrofas que enganchan al oyente a la primera escucha.
Pero Nu no solo contiene un single brutal, sino que consta de cuatro canciones (una de ellas a modo de “hidden track”) tan buenas como la ya citada “Ya no puedo seguir así”. La epopeya romántico-espacial de “Ilusos en el espacio” es memorable (de nuevo con un estribillo irresistible) y la versión del “Lo que quieras oír” de los Pistones se resuelve con nota, mientras que las finales “Alicia” y “Desnúdate” aportan una visión un tanto más intimista pero igualmente intensa que sus compañeras de edición. Hablamos de pop nervudoy consistente, limpio e higiénico en lo sonoro aunque de gran calado, con letras intimistas de imágenes abiertas para que cada uno las adapte a su imaginario, para que cada oyente las disfrute a su manera. Es el lanzamiento del verano y dejaos de etiquetas, ni indie, ni independiente, ni historias, solo música. Muy buena música.
JUANJO ORDÁS.

Colina Miralta Sambeat CMS Trío
Andando

EMARCY/UNIVERSAL

El supertrío de ases echa raíces en su proyecto conjunto ofreciendo un segundo trabajo que va algo más lejos del tipo de repertorio ofrecido en el primer Colina Miralta Sambeat Trío (Karonte, 2007). No es fácil escribir o adaptar música para un trío de contrabajo, batería y vientos (saxos o flautas), pero los tres llevan mucho tiempo juntos y saben muy bien cómo tiene que ser el lenguaje que les une. Destaca “Gnawa blues” y su muy reconocible ritmo de carcavas (castañuelas metálicas), donde Javier Colina puede probar con inaudita solvencia que sus temporadas en Marruecos han hecho buena mella en él y en su contrabajo. Sin duda el gran Archie Shepp disfrutaría con esta pieza realmente singular. El acercamiento panafricanista se completa con “Malawi”, bellísima canción escrita por el propio Sambeat, y “Pata Pata”, el archiconocido éxito mundial de Miriam Makeba, cuya voz ha resultado endiabladamente difícil de seguir por un dotadísimo Sambeat.
En cuanto a los posibles “standards”, sus buscadores más exigentes se regocijarán ante un magnífico “You and the night and the music”. Y los más latinos celebrarán la “Verdad amarga” de Consuelo Velázquez, y “Certeza”, otro tema más de Tico Arnedo (el único compositor ajeno al trío que repite del primer disco a éste), construido sobre un folclórico ritmo venezolano de 5/4. Está claro que los tres quieren ser percibidos por su gran acercamiento a los ritmos de otras realidades musicales, pero ojo que esto no es World Music sino un disco de jazz como la copa de un pino.
GERNOT DUDDA.

Allen Toussaint
The bright Mississippi

NONESUCH/WARNER

Que disco maravilloso. El viejo maestro Allen Toussaint enseñándonos el camino que lleva al brillante Mississippi y, ya puestos, el hombre, que es un buenazo, nos pasea por todos sus recodos, afluentes y orillas en un viaje que desemboca en música celestial. Esa que guarda el gran misterio que protege un tesoro sonoro que es patrimonio de todos aquellos que alguna vez hemos amado el jazz, el blues y todos sus heterodoxos derivados cuando confluyen en el río musical norteamericano por excelencia. Hay que escucharlo, hay que dejarse mecer por este álbum sencillamente prodigioso, con un piano que le habla directamente al oyente y le cuenta de la historia y del presente de Nueva Orleans. Un piano y poco más, un clarinete, una trompeta, un bajo y una batería, pero, qué demonios, cuando entran en comunión y pillan el ritmo parecen una orquesta entera.
Es tan intenso y variado que tanto sirve para animar un bautizo, meterle ritmo a una boda o para despedir a un difunto. Incluso para tumbarte un rato en el sofá y, sencillamente, dejarte llevar río abajo.
JUAN PUCHADES.

Big John Bates
Bangtown

ROOKIE RECORDS/LOCOMOTIVE

Big John Bates viene ser un Brian Setzer en plena posesión infernal, un oscuro, visceral y tremendamente divertido músico de rockabilly (casi psychobilly) que es capaz de grabar discos tan concisos, directos y espectaculares como este Bangtown.
Las baquetas repiquetean y las guitarras explotan mientras el contrabajo aporta la firmeza necesaria, todo guiado por una voz de recursos limitados aunque muy bien aprovechados, y es que Bates es  todo un personaje que aúlla y canta con una expresividad remarcable. Todo creando una atmósfera tenebrosa, circense y muy visual  (no en vano, en sus actuaciones en vivo suele contar con una compañía teatral de apoyo), con canciones ardientes.
En poco más de media hora Big John arremete con doce temas originales más una versión de Judas Priest (sí, el hombre tiene su pasado metálico) que se mueven entre sinuosas autopistas desiertas en una fiesta sobre ruedas. Bangtown es un trabajo para pulsar el “play” y echarse a un lado, pues cada canción arrolla. ¿Favoritas? Hay dos niñas bonitas para quien escribe, la lenta “Skin & guts” y la divertidísima “Keyhole lens revue”, aunque realmente no se trata de un disco con momentos bajos, ya que a actitud y su corta (aunque aprovechada) duración lo impiden. Por haber, hay hasta escarceos con el lounge (“Bikini falls) y el surf instrumental, aunque no se trata de un disco especialmente variado, ¡tampoco es la idea! La producción es sucia aunque muy ordenada (demostrando que se sabe lo que se hace), con espacios muy concretos para que cada instrumento se mueva con libertad en unos parámetros definidos  y las cartas se echan sobre la mesa desde la primera canción, sin trampa ni cartón. Mucho y muy buen rock entre la ultratumba y los bares de carretera.
JUANJO ORDÁS.

Dissidenten & Jil Jilala
Tanger sessions

EXIL/VENTILADOR

Los pioneros del ethno beat, los primeros que resolvieron de forma igualitaria la fusión del rock con los sonidos de la India y del norte de África, vuelven por la puerta grande a esas mismas raíces. Para ello qué mejor que regresar al propio Tánger, donde gracias al mecenas marroquí Abdelsalam Akaaboune –al que dedican el tema de apertura– conocieron en su día a Paul Bowles y llegaron a compartir vivencias con algunos de los máximos protagonistas del rock marroquí. Les acompaña aquí el grupo Jil Jilala, que a principios de los 70 trajo la generación Woodstock a la música tradicional del norte de África. También cuentan con otros músicos alemanes tomados de la diáspora que dejó la pérdida de influencia del kraut y sus derivados étnico-esotéricos, como Roman Bunka (Embryo), Jens Fischer (Tri Atma) o Henning Rümenapp (Guano Apes). Y gracias también a la aportación de otros músicos alemanes de folk –que le pegan fuerte a las zanfonas–, consiguen recuperar credibilidad en la parte que limita con los sonidos de raíz. Con tanta gente resulta imposible volver a hacer un disco en la cocina, como así dice Uve Müllrich que grabaron su famoso “Sahara elektrik”. Pero entre todos han alcanzado una bulliciosa dimensión psicodélica, generosa en voces, percusión y guitarras, que roza el trance en la ejemplar “Truth is the only religion” y que permite revisar en consecuencia un éxito tan viejo como “Fata Morgana”. La experiencia es infinitamente recomendable. Hace tiempo que no encontrábamos a unos Dissidenten tan eufóricos como aquí. Aunque para ello hayan tenido que recuperar su vieja fórmula. Tal cual.
GERNOT DUDDA.

New York Dolls
Cause I sez so

ATCO

Siempre he sido amigo de las reuniones musicales si se hacen con lógica y buenas formas. Las resurrecciones nos han proporcionado muy buenos momentos durante los últimos 15 años, con bandas clásicas del rock and roll como Kiss o Black Sabbath engradeciendo su leyenda y dando a sus fans exactamente lo que deseaban: Las formaciones originales en muy buena forma y una gran colección de clásico en directo. Los New York Dolls se reunieron con una parte de sus miembros clásicos en plantilla, aunque con el fallecimiento del legendario bajista Arthur Kane la facción veterana se vio reducida al guitarrista Sylvain Sylvain y al vocalista David Johansen, quienes con el apoyo de jóvenes rockeros como Sami Yaffa y Steve Conte completaron la nueva encarnación del grupo.
Vaya por delante que tipos del talento e integridad de Sylvain y Johansen tienen derecho a hacer con su leyenda (y la de su banda) lo que les venga en gana, pero es que además lo han hecho con estilo, oficio y muy buenas maneras. Ambos músicos se encuentran en un gran momento de inspiración y los relativamente jóvenes músicos que les acompañan echan tan carne en el asador como los dos líderes (atentos a un tipo como Yaffa, ex Hanoi Rocks y con un proyecto musical tan impresionante como Mad Juana entre manos).
Cause I sez so no relaja en exceso las pulsaciones respecto a su anterior One day it will pleased to remember even this. Siguen siendo rock and roll puro y duro, aunque es cierto que se centran un tanto más en los aspectos más profundos de su música. Hay descaro y chulería en buena parte de los temas (“Muddy bones”, “Exocirsm of dispair”) pero donde el grupo se crece es con el pop californiano de “Temptation to exist” (tranquilamente un de los mejores temas de  este 2009) o con la emocionante “Drowning” o la brillante “My world”, otro tema maravilloso y vitalista con unos coros perfectos en los que se nota la mano de Todd Rundgren como productor.
JUANJO ORDÁS.

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RECOPILATORIOS

The Long Blondes
Singles

ANGULAR/GREEN UFOS

Uno de los mayores placeres a los que suele entregarse un buen aficionado a la música pop es la arqueología, indagar de dónde vienen los grupos que de golpe y en un primer disco le han exaltado, descubrir canciones –o bandas– que han quedado definitivamente enterradas. Sólo en ellas puede verse parte de lo que hace grande a la música popular, la ilusión, la ingenuidad, la fragilidad de unas melodías que al fin y al cabo están hechas para pasar. Y que por ello son tan grandes si quedan.
Es lo que consigue la recuperación de singles de los Long Blondes, un tercer LP oficial paralelo a la disolución del grupo debida al derrame cerebral sufrido por Dorian Cox, que le va a impedir en una temporada tocar la guitarra y construir canciones. Y es lastimoso, por su salud y porque no podremos ver como evoluciona su carrera, esos temas minados por un aire electrónico en su segundo disco, apenas de hace un año.
El que nos ocupa es descarnado, el grupo de Sheffield no había fichado por Rough Trade todavía y volcaba en sus singles esqueléticas composiciones con punto de salida en la new wave canónica y sin ese toque de llegada en el glamour de extrarradio. Alguna de ellas llegó hasta su primer disco, Giddy stratospheres por ejemplo, que entonces crecía primitiva y poco seductora, estimulante al fin y al cabo.
Sin embargo, lo que resulta estremecedor es pensar en los caminos que dejaron olvidados: ese compás de batería a lo “Be my baby” en “New Idols”, el toque espacial y de cacharrería o parque de atracciones en “Lon Blonde”, cierta efusión oscura y cortante a lo Talkin Heads en “Autonomy boy”, un toque hipnótico y post punk en “Darts”… Y sobre todo “Polly”, una preciosidad high school en la que parece que ha bajado Buddy Holly a tocar la guitarra y se ha traído a Stockard Channing desde Grease. Esto, quizás es lo que se recordará de aquí a diez años de The Long Blondes; el anuncio de unos caminos que nunca se llegaron a abrir.
CÉSAR PRIETO.

Varios
Pentecostés Vibrations. Spanish xian garage & beyond 1969-1979

HUNDERGRUM RECORDS

¡¡¡D-I-O-S!!! Esta es la única exclamación posible tras escuchar Pentecostés Vibrations, una recopilación que aúna a los grupos más underground del rock de raíces cristianas hecho en España desde finales de los sesenta hasta la conclusión de la siguiente década. No, este humilde crítico no se ha vuelto loco. Aunque hoy pueda parecer extraño, las parroquias regentadas por capellanes progresistas tuvieron mucho que ver con el nacimiento de la música moderna en nuestro país. Estos curas, inspirados en la doctrina del Concilio Vaticano II, optaron por atraer a los jóvenes a la iglesia católica permitiendo ensayar a conjuntos del más diverso pelaje en sus locales parroquiales. También se toleraban fiestas y bailes, siempre y cuando estuvieran dentro de un orden y el contacto físico entre jóvenes de distinto sexo fuera el mínimo posible. Así no nos debería extrañar que surgieran grupos que adaptaran el mensaje del cristianismo al rock inspirándose en los lenguajes musicales de ese momento.
No estamos hablando de las entrañables y plomizas monjitas del Jeep ni del Padre Alejandro, sino de grupos armados con guitarras eléctricas y órganos Farfisa. Un buen ejemplo son los abulenses Los Cirros, los “top-one” de la movida rockera cristiana española. Esta banda, en la que tocaba el bajo el ex ministro de Justicia Mariano Bermejo, fueron capaces de grabar una de las joyas del garage-psicodélico “made in Spain” titulado “Lack a day” para el sello Pax, en el que también militaron otras formaciones que aparecen en este vinilo. “Hay muchos como yo” es el otro tema que Bermejo y sus compañeros aportan a esta recopilación pero en este caso, cantando en castellano que “han visto la luz”. Los Amis fue otro conjunto con buen potencial lisérgico que también utilizó el inglés como lengua para transmitir la palabra del Altísimo con el tema “What have you seen?”. Si en Los Cirros militó un ex ministro, Los Amis tuvieron como integrante a un dirigente de ETA político-militar. En Pentecostés Vibrations hay también beat a cargo de formaciones como Proa, Enarak y Bremen’s. Proa, un conjunto vinculado a la Iglesia Evangélica Bautista Española, aporta la maravilla teen-beat-pop “La gloria de Dios”, mientras que “Bremen’s” lanza un mensaje de esperanza a los jóvenes cristianos modernos en “Mundo de hoy”. Pablo y Richard, en cambio, en “Donde fuiste” preguntan a un amigo como “encontró la paz” a ritmo de rock psicodélico. Estos son algunos de los trece temas que integran este disco excelentemente presentado, y con gran poder de atracción para todos aquellos que gusten de los sonidos, beat, folk, ácidos y garajeros de los sesenta.
Una auténtica hostia lisérgica para creyentes, católicos practicantes, seminaristas, novicias de clausura, agnósticos, apostatas, herejes y excomulgados. ¡Todos a comulgar!
ÀLEX ORÓ.

 

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