La Música de El Mundano: El patio anda revuelto

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el-mundano-05-12-09

“Conviene recordar que esta propuesta gubernamental –con la salvedad de la inclusión del poder judicial– es bastante más light que en los países de nuestro entorno. Que por otra parte además sufren menos problemas con las descargas ilegales que el nuestro (somos campeones del mundo en esto). Y hay una directiva de Bruselas, que fija un plazo de dos años, para adaptarse a la normativa aprobada en el Parlamento europeo”

Esta semana, Adrian Vogel ofrece su punto de vista alrededor del Anteproyecto de la Ley de Economía Sostenible y el Manifiesto hecho público desde internet contra el mismo. EFE EME quisiera destacar que la opinión de Vogel es la nuestra, punto por punto. Si publicáramos un editorial sobre este tema, tendría una enorme similitud con este artículo. Así que esta es nuestra posición, para que no haya dudas.


Una sección de ADRIAN VOGEL.

Foto: CHARLY HERNÁNDEZ.

Nuestra semana musical ha venido marcada por dos acontecimientos, de los cuales os imagino enterados (tanto por EFE EME como por el resto de medios).

Bajo el slogan de “La Música Es Cultura, La Música Es Empleo” amplios sectores del mundo de la música se concentraron ante el ministerio de Industria. Y fueron recibidos por el Ministro. La unión de los distintos actores es ya un hecho. Como se comprobó con la plataforma creada para solicitar una Ley de Música. En la convocatoria había managers, directivos, empresarios, empleados, artistas, autores, músicos, técnicos, etc. Incluso acudieron trabajadores de empresas de transporte y mensajería.

Las reacciones a esta acción me han dejado un sabor agridulce. Sobre todo porque ya ha empezado el linchamiento de los creadores. Los que le echan agallas y dan la cara. Me refiero concretamente a Loquillo y a Luis Eduardo Aute. Se miden y juzgan sus palabras al milímetro. Y los ataques son feroces. Siempre provienen de los que se aprovechan del trabajo de los demás. Los conceptos –ya tópicos– son idénticos desde hace años. Lugares comunes cuyo único objetivo es callar al personal artístico, amedrentando y contribuyendo a la creación de una mala imagen.

El mismo día, y a la misma hora, que se iban a conocer las nuevas cifras del paro apareció en la Red un Manifiesto contra una párrafo del Anteproyecto de la Ley de Economía Sostenible. La que afectaba a las descargas de contenidos y sus posibles sanciones. Se provocó todo un incendio viral. No sólo tapó las malas noticias del desempleo, también lo hizo con la soledad del Presidente del Gobierno en el Parlamento. Había acudido para presentar su Anteproyecto y era previsible que sólo fuera a contar con el apoyo de su partido.

Promovido por una serie de periodistas, a los que rápidamente se sumaron empresarios de nuevas tecnologías, telecomunicaciones así como plagiadores profesionales (los que copian y pegan artículos de otros, traduciendo y alterando el orden de los párrafos). La difusión fue a la velocidad del rayo. Se sumaron gente de todo tipo. Muchos de buena fe. Y por supuesto los que atacan los Derechos de Autor y los enemigos de las discográficas.

Llegados a este punto quisiera recordar que tanto los Derechos de Autor como los de Propiedad son parte de los Derechos Humanos. Y por tanto están recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas (10 de diciembre de 1948)

Artículo 17.

1. Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente.

2. Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.

Artículo 27.

2. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora.

De los 10 puntos del Manifiesto “En defensa de los derechos fundamentales en Internet” sólo estoy de acuerdo con el segundo punto:

2.- La suspensión de derechos fundamentales es y debe seguir siendo competencia exclusiva del poder judicial. Ni un cierre sin sentencia. Este anteproyecto, en contra de lo establecido en el artículo 20.5 de la Constitución, pone en manos de un órgano no judicial –un organismo dependiente del ministerio de Cultura–, la potestad de impedir a los ciudadanos españoles el acceso a cualquier página Web.

El resto, desde el título (rimbombante y pretencioso) que es una ofensa para los Derechos fundamentales, los de verdad –preguntar a Amnistía Internacional– hasta las reiteradas asunciones de competencias sin ningún rigor. Y con un objetivo: proteger los intereses del sector tecnológico. El mismo que usa y abusa del esfuerzo de terceros (sean empresarios, creadores o trabajadores). El mismo en el que operan empresas que ofrecen el ADSL más caro de Europa y el más lento. Y que siempre se van de rositas porque son el gran anunciante del país. Invierten en medios, blogs y empresas donde trabajan los promotores del Manifiesto. Quienes por supuesto exigen el todo gratis para los productos culturales pero no para la conexión gratuita a Internet. ¿Se me entiende verdad?

Además tienen la osadía de pontificar sobre el futuro de los nuevos creadores y la amenaza que la legislación va a suponer sobre la creación cultural. Son los mismos profetas del Apocalipsis, que vengo denunciando desde hace tiempo, y que nunca aportan ninguna solución. ¿Qué credibilidad tiene esta gente para opinar sobre Arte y Creación? ¿A quién han descubierto? ¿Qué película de éxito han realizado? ¿Qué música suya ha triunfado? ¿Qué libro suyo ha funcionado? ¿Qué han hecho más allá de su trabajo periodístico? No tienen ninguna autoridad. Pero lo quieren todo gratis. Lo de los demás, claro está. Y en vez de preocuparse de las empresas periodísticas, que se hunden lentamente, califican a otros de obsoletos. Exigen al Gobierno neutralidad ante cualquier presión y son ellos los primeros en presionar…

Conviene recordar que esta propuesta gubernamental –con la salvedad de la inclusión del poder judicial– es bastante más light que en los países de nuestro entorno. Que por otra parte además sufren menos problemas con las descargas ilegales que el nuestro (somos campeones del mundo en esto). Y hay una directiva de Bruselas, que fija un plazo de dos años, para adaptarse a la normativa aprobada en el Parlamento europeo.

El patio anda revuelto y queda mucho camino por recorrer.


Anterior entrega de La Música de El Mundano: La búsqueda de Jamie Cullum.

Puedes seguir a Adrian Vogel desde El Mundano.

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