Amanida Peiot: Los auténticos galácticos

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amanida-peiot-06-10-09

«Amanida Peiot es una ensalada de la casa, variada y de receta cambiante, que se compone de tomates sabrosos del terreno, un toque picante de cebolla, zanahorias revitalizantes y exóticas hojas de rúcula, todo ello aderezado con un aliño de aceite psicotrópico, con ligero sabor cítrico, y frutos secos por doquier»

Amanida Peiot llegan desde Valencia, con ánimo de darle nuevos aires a la ya clásica tradición del pop mediterráneo, pero aportando su enfoque contemporáneo, divertido y algo surrealista. Un grupo a escuchar con atención, más allá de barreras geográficas o linguísticas.


Texto: EDUARDO GUILLOT.


El excelente estado de forma que atraviesa la música pop en catalán no se circunscribe a Cataluña (Mazoni, Sanjosex, Manel, El Petit de Cal Eril) y Baleares (Antònia Font). También en el País Valenciano están apareciendo bandas que combinan el aprendizaje rock basado en modelos anglosajones con la recuperación de la tradición pop en su propia lengua. Es el caso de Senior i El Cor Brutal, Artur Caravan o Amanida Peiot, un cuarteto que acaba de debutar con el álbum «Amanida Peiot #1» y que ejemplifica a la perfección esa voluntad de asumir un pasado repleto de propuestas de interés (Jaume Sisa, Pau Riba, Pep Laguarda) y reinterpretarlo desde una perspectiva contemporánea. Jovial, desenfadado, fresco y sin complejos, el disco de Amanida Peiot saca del anonimato a una formación con marcada idiosincrasia, que se desenvuelve con soltura en una colección de canciones salpicadas de excelentes arreglos (acordeón, vientos), que exhibe alguna colaboración de lujo (Remigi Palmero, nobleza obliga) y que invita a seguirles la pista de cerca.

El grupo funciona desde 2003. ¿Por qué se ha retrasado tanto el debut discográfico?
Vivimos un tanto desperdigados, cada cual en una ciudad distinta, aunque procedemos del mismo pueblo, Tavernes de la Valldigna, a excepción del batería, que es de Alzira. Eso nos ha impedido ensayar con asiduidad, lo cual ha retrasado todo el proyecto y la aparición del primer trabajo discográfico.

El disco incluye canciones del periodo 2003-2006. ¿Significa que cierra una etapa en el grupo, o lleváis tres años sin componer por algún motivo?
Podríamos haber sacado un disco doble, ya que seguimos componiendo. Con todo,  queríamos dar salida a nuestras canciones más antiguas, las primeras que hicimos, las que consideramos más maduras; unas canciones con patrones rítmicos y arreglos más acordes con el espíritu de las letras. Además, cabe añadir que hemos estado casi dos años dedicados a la producción del disco, grabándolo a nuestro aire, con nuestros medios, de una manera prácticamente artesanal, pero con la inestimable ayuda de nuestro amigo Raül Vercher, quien, aparte de colaborar en algunos temas con su guitarra, ha dirigido la producción.

Editáis en sello propio. ¿Barajasteis otras opciones o era el camino más corto?
La verdad es que ni nos lo planteamos. Con la nuestra, ya son tres las referencias que hemos editado durante este primer año de existencia de LaCasaCalba [N. del A.: Las otras son las de Remigi Palmero y Artur Caravan]. Es una discográfica de orientación doméstica (los tres títulos se han grabado con los recursos de que disponíamos) y perspectiva integral, puesto que también nos ocupamos del management de nuestros artistas.

¿El nombre refleja el sonido del grupo? ¿Es vuestra música una especie de ensalada? ¿Cuáles serían, en ese caso, sus ingredientes principales?

Efectivamente, refleja el carácter del grupo, aunque bien es cierto que lo tomamos del pseudónimo que utilizaba una maestra de origen catalán exiliada en México una vez acabada la Guerra Civil. Esta maestra utilizaba tal nombre artístico para sus actuaciones como cuentacuentos en el desierto de Chihuahua. Amanida Peiot es una ensalada de la casa, variada y de receta cambiante, que a día de hoy se compone de tomates sabrosos del terreno, un toque picante de cebolla, zanahorias revitalizantes y exóticas hojas de rúcula, todo ello aderezado con un aliño de aceite psicotrópico, con ligero sabor cítrico, y frutos secos por doquier.

En mi opinión, el disco destila una «joie de vivre» poco habitual en la escena valenciana. ¿Refleja la actitud del grupo?
En cierto modo, sí, somos bastante joviales y desenfadados. No podemos ocultar muestra pasión por la aventura, por el divertimento, más que por la crítica social, aunque, de manera implícita, algo queda de nuestro compromiso a nivel personal con diversas movidas eco-socio-culturales. La vertiente existencialista, depresiva, de grupos de pose cabizbaja tampoco va con nosotros. Por ello, el grueso de nuestro repertorio son historietas, casi de tebeo, con la vida cotidiana como telón de fondo y un cierto mensaje esperanzador.

También creo que es el mejor ejemplo de actualización de la tradición pop mediterránea que se haya editado nunca en Valencia. ¿Era vuestra intención recoger ese legado y ponerlo al día?
La verdad es que no. Al menos, no de una manera consciente, si bien no podemos sustraernos a su influencia: «Escucha que algo queda». A algunos de nosotros nos han marcado bastante esa tradición pop mediterránea, unida a la onda galáctica catalana. Pero la principal preocupación del disco era la de registrar un conjunto de canciones dignas, siendo fieles a nuestro carácter valenciano. Puede que en futuras producciones sí que sea más evidente esa impronta, ya que la banda gusta de beber en esos vasos comunicantes que hay entre música tradicional y moderna.

Habladme de los arreglos: ¿Llegaban del local de ensayo o se trabajaron en el estudio con Raül Vercher?
Prácticamente todos los arreglos ya llegaban del local de ensayo, salvo algunos toques de percusión menor, teclados y las colaboraciones de Remigi Palmero y Laura Navarro, que se trabajaron individualmente. Aun así, una vez registradas las bases, Raül elaboró algunos aspectos más, aportando nuevas ideas que se vieron reflejadas en la mezcla final. También grabó un par de guitarras eléctricas y una flamenca. Y hay que destacar el trabajo de nuestra sección aérea, ensamblada por el trompetista Paco Mifsud, y que se completa con los saxofones de Hugo Canet (también percusiones) y Gerard Verger (también percusiones, acordeón y teclados). Realmente es una suerte poder astronavegar con buen(os) viento(s).

Aunque la mayoría de canciones son del tándem Burgos/Escrivà, hay un par sobre las que me gustaría detenerme. Una es ‘Boja com jo’. ¿Cómo surgió la idea de musicar el «Estimada Marta» del poeta Miquel Marti i Pol? ¿Tuvisteis en cuenta las adaptaciones de su obra que ha grabado Lluís Llach?
La letra de esta canción es obra de nuestra amiga Empar Talens, que un día de calores advirtió que en nuestra lista había una zona erógena que cabía llenar. Y nosotros, encantados de la vida, nos pusimos a musicarla. Probamos varias versiones y, al final, nos decantamos por la más loca, la más desenfrenada, la que contaba con un aire circense. Con respecto a lo de Llach, la verdad es que desconocemos las adaptaciones que ha podido hacer sobre la obra de Martí i Pol.

La otra es ‘El sacrifici de Piper Laurie’, que no aparece acreditada. ¿Cuál es la historia de este tema?
‘El sacrifici de Piper Laurie’ es nuestra particular (per)versión de un tema de los sesenta que se hizo muy famoso en Tavernes de la Valldigna y que todavía hoy tararean los más viejos del lugar. Lo cantaba el trío de boleros conocido como Los del Bombón Helado, formado por tres hermanos trillizos que trabajaban en el esmerado bar del cine Capitolio, hoy reconvertido en un Mercadona. Estos artistas locales se inspiraron en el film «El buscavidas» (Robert Rossen) para componer el que acabaría siendo el mayor éxito de su disco «Visite nuestro bar». Cuenta la leyenda que cuando los Hombres G visitaron el Capitolio de Tavernes con motivo del estreno de «Sufre, mamón» (Manuel Summers), conocieron a los ya sexagenarios trillizos y compartieron con ellos una mítica noche de farra. Se dice que quedaron tan prendados de su personalidad y música que decidieron homenajearlos secretamente en una pieza del álbum «La cagaste… Burt Lancaster». Todo esto de los Hombres G, vale la pena repetirlo, ha pasado a las páginas no escritas del folclore tavernícola.

¿Sentís algún tipo de vinculación con otros grupos de la escena valenciana? Lo digo porque asocio el aire festivo y desacomplejado de vuestro disco más con bandas catalanas o mallorquinas que valencianas. ¿Cómo lo veis vosotros?
Aunque musicalmente no estemos muy emparentados, guardamos relación y buen rollo con los grupos y artistas de LaCasaCalba y con el resto de músicos que formó parte de un proyecto llamado “Incrustados en el escaparate” [N. del A.: Iniciativa independiente que buscaba potenciar la búsqueda de nuevos espacios en la ciudad para la música en directo]. Sería una vinculación más bien filosófica, por aquello del «Do it yourself» y la independencia artística. A nivel estético, probablemente estemos más vinculados con gente como Antònia Font, que igual te hacen un vals que una rumba, o los locos folkies de Oliva Trencada. Y también casamos con la cotidianidad de Manel o el concepto de espectáculo de Pau Riba.


Puedes escuchar a Amanida Peiot en su Myspace.

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