Operación Rescate: «Pata Negra», de Pata Negra

Autor:

pata-negra-10-09-09

Pata Negra
«Pata Negra»
MERCURY/POLYDOR, 1981

 

Texto: JUAN PUCHADES.


Hay consenso: «Blues de la frontera», el último trabajo que firmaron juntos los hermanos Amador –Rafael y Raimundo–, es una de las grandes obras que ha dejado para la historia el pop español, y así lo reconoce cuanta lista quiera agrupar lo mejor de nuestro pasado discográfico. Pero tan alargada es la sombra de ese elepé que tendemos a olvidar el resto de la golosa discografía de Pata Negra. Así que, puestos a recuperar, vayamos hacia la primera joya que armaron los dos hermanos sevillanos allá por 1981, el disco de horripilante portada titulado, simplemente, como el grupo, «Pata Negra».

Y auténtico pata negra es el contenido de un trabajo que muestra a unos músicos bastante asilvestrados, a los que todavía no les había dado por musicar a García Lorca y preferían deambular entre temas propios o pedirle prestados un par de ellos a su amigo Kiko Veneno: el revolucionario ‘Los mánagers’, un excitante pasodoble aflamencado, abluesado y chiflado –con esa letra en la que Kiko relata las experiencias de uno de los mánagers con los que se topó Veneno, el grupo en el que el caballero del mechón plateado se asoció con los dos hermanos salvajes a finales de los años setenta– y el bello ‘Mama’, en el que ya está la semilla del sonido que luego pasaría a la historia en «Blues de la frontera».

Los Amador en solitario entregan el ‘Blues de los niños’, delirante relato de la más completa pobreza hilvanado sobre uno de esos cuentos/chistes populares que van de aquí para allá y que Rafael canta como poseído por el espíritu del Hendrix más «gipsy» mientras que la guitarra puntea con alma de blues rock y algo de la irreverencia que solo poseen los iluminados o los dementes. La otra joya de los hermanos es el marchoso y fumeta ‘Rock del Cayetano’, en el que, una vez más, se les cuelan las influencias blues por todos los poros mientras la letra desgrana historias de la Sevilla canalla que tan bien conocían este par de divertidos gitanos buscavidas.

El resto del elepé se completa con ¡cinco instrumentales! Número que da fe de por dónde andaban los Pata Negra en sus inicios, cuando la música todavía era experimental y fluía completamente libre, ajena a dictados comerciales. Es en estos temas –uno de ellos firmado por el guitarrista Toti Soler– donde Pata Negra esboza las bases del sonido que luego conoceríamos como Nuevo Flamenco. Aquí está todo. Los que vinieron después solo tuvieron que escuchar estos surcos y dejarse llevar –primero lo hicieron con tiento y respeto; al final llegaron al pasteleo más detestable e irritante–, pues el misterio se había desentrañado: así se podían aproximar –con conocimiento de causa y sin forzar nada– unas, pongamos por caso, bulerías al blues, al jazz y al rock, resultando de ello algo inédito. Son cortes de pura y fantasiosa fusión, de genuina inspiración y locura; incluso chocan con los temas cantados, pero ese es parte del encanto de este disco irrepetible, pletórico de hallazgos, que ya produjo Ricardo Pachón y en el que otros pioneros de la fusión como Carles Benavent, Jorge Pardo y Rubem Dantas dejaron algunas muestras de su buen hacer como instrumentistas.


Anterior entrega de Operación Rescate: The Smashing Pumpkins, “Adore”.

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